De niño tuvo problemas en la escuela por ser demasiado enérgico e inquieto. Fue diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad y su profesora dijo que posiblemente nunca iba a lograr nada en la vida porque ni siquiera era capaz de concentrarse leyendo dos párrafos de texto. Sus amigos se burlaban de él porque sus brazos eran muy largos y sus manos demasiado grandes. En medio de las dificultades para concentrarse en la escuela y de las burlas de sus compañeros, conoció la natación y encontró en este deporte una forma de dar rienda suelta a toda su energía. Con mucha disciplina, poco a poco fue mejorando su técnica y terminó convirtiéndose en el mejor nadador de todos los tiempos. Actualmente, es el deportista que más medallas ha ganado en toda la historia de los Juegos Olímpicos y es uno de los deportistas más ricos del mundo, con una fortuna personal de más de $100 millones de dólares… ¿Cómo lo logró?
¿Cómo se convirtió Michael Phelps en uno de los deportistas más ricos y exitosos del mundo?
El protagonista de esta historia es Michael Fred Davo Phelps II, quien nació el 30 de junio de 1985 en Baltimore, una ciudad estadounidense ubicada en el estado de Maryland.
Phelps creció en el vecindario Rodgers Forge en Towson, al norte de Baltimore. Es el menor de tres hermanos. Sus padres, Deborah y Michael, se divorciaron en 1994, cuando Phelps apenas tenía 9 años. Esto sería un duro golpe emocional para él.
Phelps era un niño muy inquieto y enérgico. Ante la necesidad de controlar su hiperactividad, comenzó a practicar natación a la edad de 7 años, influenciado en parte por sus hermanas mayores, Whitney y Hilary, quienes eran también nadadoras.
Estando en sexto grado, Phelps fue diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.
“Su hijo no es muy dotado y nunca llegará a concentrarse en algo.” -Le dijo la profesora del colegio a su madre, lejos de imaginarse que aquel alumno que no podía leer ni dos párrafos sin perder la atención, se convertiría en una leyenda del deporte.
Como si fuera poco, su maestra no era la única que lo acomplejaba en aquella época. En la transición de la infancia a la adolescencia, el joven Phelps comenzó a crecer de manera desproporcionada. Tanto que, al correr, sus brazos le llegaban casi hasta las rodillas. Sus compañeros de clase constantemente se burlaban de él. En una ocasión, no aguantó las burlas y terminó abofeteando con sus enormes manos a uno de sus compañeros en la cara.
En medio de las dificultades académicas y de las burlas de sus compañeros, Phelps encontró en la piscina su lugar seguro para poder dar rienda suelta a toda su energía y olvidarse de los señalamientos de la gente. Sin embargo, pensó en dejar la natación durante sus inicios.
“Cuando era niño, entrenaba con otros ocho años mayores que yo. Era raro, pero disfrutaba haciéndolo. Siempre he disfrutado nadando, aunque este es un deporte bastante solitario. No puedes hablar con nadie, ni escuchar música. Eres tú contigo mismo.” -Mencionó Michael Phelps en una entrevista.
Phelps luchó contra estos inconvenientes y finalmente decidió seguir adelante con la natación.
Récords, títulos y medallas conseguidas por Michael Phelps
A la edad de 10 años, obtuvo un récord nacional para nadadores de su edad y comenzó a entrenarse en el North Baltimore Acuatic Club bajo las órdenes de Bob Bowman.
Aunque le costaba hacer los deberes y actividades escolares, podía pasarse horas analizando los vídeos de sus carreras: si levantaba la cabeza inadecuadamente, cómo realizaba las brazadas, la respiración… todo.
Esa obsesión enfermiza por perfeccionar su técnica lo hizo un deportista precoz que asombraba a aficionados y expertos por igual, quemando etapas a toda velocidad e incluso logrando la clasificación a los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 con apenas 15 años de edad, convirtiéndose en el nadador masculino más joven en llegar al equipo olímpico de natación de su país. Aunque no ganó ninguna medalla en esa edición de los juegos olímpicos, consiguió llegar a la final de los 200 metros mariposa y se posicionó en el quinto lugar.
En los clasificatorios al Campeonato Mundial de Natación de 2001, Phelps rompió el récord mundial de los 200 metros mariposa. Con 15 años y 9 meses, se convirtió en el nadador más joven en poseer un récord del mundo. Ya en el Campeonato Mundial de Fukuoka, rompió su propio récord en los 200 metros mariposa, convirtiéndose por primera vez en campeón mundial.
Ese fue apenas el inicio de una de las mejores carreras deportivas de todos los tiempos. Desde aquel título mundial, los trofeos, las medallas y los récords se volvieron el común denominador en la vida de este ambicioso nadador estadounidense.
A lo largo de su carrera, ganó un total 73 medallas en las grandes competiciones mundiales en piscina larga: 59 de oro, 11 de plata y 3 de bronce, en lo que incluye Juegos Olímpicos, Campeonato Mundial y el Campeonato Pan-Pacífico. No obstante, sus mayores proezas las vimos en los Juegos Olímpicos.
Solamente en sus primeras justas, las de Sydney 2000, no pudo brillar. De ahí en adelante alcanzó logros nunca antes vistos. Por ejemplo, en los Juegos de Atenas 2004, Michael Phelps ganó 6 medallas de oro y 2 de bronce luego de competir en 8 pruebas. En los Juegos de Pekín 2008, impuso el récord de obtener 8 medallas de oro en las 8 pruebas en las que compitió. En los Juegos de Londres 2012 ganó 4 medallas de oro y 2 de plata en 6 pruebas. Y en los Juegos de Río de Janeiro 2016 ganó 5 medallas de oro y 1 de plata en las 6 pruebas en las que participó. En total, ganó 28 Medallas Olímpicas (23 de oro, 3 de plata y 2 de bronce) en las cinco ediciones de los Juegos Olímpicos en que participó.
Sus datos son tan increíbles que, por ejemplo, si Michael Phelps fuera un país, ocuparía el puesto 40 en el medallero histórico teniendo en cuenta la cantidad de medallas de oro conseguidas, superando a países como Argentina, México, Colombia, Ecuador, Chile, Croacia, India y Bielorrusia, entre muchos otros.
“Creo que las metas no deben ser fáciles; deberían obligarte a trabajar, incluso si se sienten incomodas al inicio… Si quieres ser el mejor, tienes que hacer cosas que otras personas no están dispuestas a hacer.” -Afirma Michael Phelps.
“El Tiburón de Baltimore”, como se le apoda a Michael Phelps, se retiró siendo el deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos, superando a la gimnasta soviética Larisa Latynina, que ocupaba el primer lugar con 18 medallas olímpicas. También posee los récords de más medallas olímpicas de oro (con 23), más medallas de oro en eventos individuales (con 13), y más medallas olímpicas en eventos masculinos (con 15). Además, es el deportista con más medallas de oro en una sola edición de los juegos olímpicos (con 8 que ganó en Pekín 2008), y es el deportista olímpico con más medallas en tres ediciones consecutivas (sumando las ganadas en Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012).
Todos estos títulos y récords le permitieron a Phelps ser reconocido como “Nadador del año” en 6 ocasiones y “Nadador Americano del año” en 8 ocasiones. Como si fuera poco, su actuación olímpica en 2008 le valió el premio “Deportista del año” otorgado por la revista Sports Illustrated.
Entrenamiento, disciplina y ventajas genéticas de Michael Phelps
Para lograr tanto éxito, la disciplina de Michael Phelps fue extrema en cuanto al cuidado personal y a los entrenamientos que realizó. Él mismo reveló que entrenaba los 365 días del año durante 4 años para llegar en su mejor forma física a los Juegos Olímpicos. Como parte de su entrenamiento, usaba un cinturón lastrado de 8 kilogramos para aumentar su potencia y resistencia, algo que no cualquier ser humano podría hacer.
Al momento de nadar, se mantenía en la superficie el mayor tiempo posible y recorría unos 6.000 metros en cada entrenamiento. Además, realizaba dos sesiones de entrenamiento al día, una por la mañana y otra por la tarde, lo que significa que en total cada día nadaba 12.000 metros.
“Cuando me siento cansado, solo pienso en lo bien que me sentiré una vez que finalmente alcance mi meta. Habrá obstáculos. Habrá escépticos. Habrá errores. Pero, con trabajo duro… ¡no hay límites!” -Declaró Phelps.
Pero, según diversas publicaciones, el éxito de Michael Phelps no solo se debe a su ambición deportiva y a sus exigentes entrenamientos, sino también a sus ventajas genéticas. Phelps mide 1,93 metros, mientras que, por ejemplo, la media de estatura de los finalistas en las competiciones de natación de los Juegos Olímpicos de 2016 fue de 1,89 metros, lo cual ya representa una diferencia significativa, pero eso no es todo. La longitud total de los brazos extendidos de un ser humano es igual a su altura o muy similar. En cambio, los brazos de Michael Phelps miden 2,04 metros de punta a punta, 11 centímetros más que su altura. Esto le da un mayor poder de tracción que puede ser determinante para ganar una competición. Adicionalmente, sus piernas son proporcionalmente más cortas y sus palmas y pies mucho más grandes, lo cual hace que experimente menos resistencia de sus piernas mientras nada y tenga mayor poder de propulsión. Según un blog de Detroit News, Phelps tiene doble articulación en sus tobillos. Sus pies se doblan 15 grados más en el tobillo que la mayoría de los otros nadadores, convirtiendo sus pies en una especie de aletas. Esta flexibilidad también se extiende a las rodillas y los codos, lo que posiblemente le permite sacar más provecho de cada brazada. Y, como si fuera poco, se estima que su capacidad pulmonar podría duplicar la de un humano promedio y que su cuerpo produce sólo la mitad de la cantidad de ácido láctico que producen las personas comunes. Esto le ayuda a mantenerse activo durante períodos de tiempo más largos, dándole más resistencia mientras nada distancias extensas. Casos como el de Michael Phelps han puesto sobre la mesa el debate de si es justo que personas con ventajas genéticas participen en competencias deportivas oficiales. No obstante, expertos aseguran que es injusto reducir el éxito de Phelps a su particular anatomía. Al respecto, el exmédico y exnadador Richard Weiner declaró en entrevista para el portal Scientific American lo siguiente:
“Es cierto que tener articulaciones más flexibles te da una ventaja, y por eso el estiramiento ayuda mucho a los atletas. Pero no estoy satisfecho con que se diga que Phelps tenga más flexibilidad que los otros nadadores en sus eventos. Sí, en comparación con el joven promedio de 23 años que camina por la calle, Phelps probablemente sea más flexible que ellos, pero también está en mucha mejor forma. Si tiene una laxitud pronunciada en los tobillos, no es probable que sea mucho más flexible que sus competidores.”
Fortuna y polémicas en la vida personal de Michael Phelps
Gracias a su exitosa carrera deportiva, Michael Phelps es hoy en día uno de los deportistas más ricos del mundo. Según el portal Celebrity Net Worth, “El Tiburón de Baltimore” cuenta con un patrimonio neto estimado de más de $100 millones de dólares. Y, según el periódico South China Morning Post, incluso después de retirarse Phelps continúa ganando unos $10 millones de dólares anuales por sus patrocinios. Algunos de sus acuerdos más lucrativos son con marcas como Omega, Subway, Visa y Under Armour. Además, cuenta con participación en Talkspace, una empresa de salud mental valorada en más de $280 millones de dólares.
Por el pago de sus medallas, se estima que recibió cerca de $1 millón de dólares por parte de la federación, sin contar los bonos de sus patrocinadores. Por ejemplo, por ganar 8 medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, recibió un bono de $1 millón de dólares de parte de la marca de bañadores Speedo. Este dinero lo utilizó para crear la Michael Phelps Foundation, una organización que promueve la seguridad en el agua y la natación entre los niños.
En cuanto a su vida personal, Michael Phels también ha dado mucho de qué hablar. El norteamericano está casado con la antigua Miss California, Nicole Johnson. Se conocieron en 2007, rompieron en 2012, se reconciliaron en 2015, y se casaron en 2016. Tienen cuatro hijos: Boomer Robert, Beckett Richard, Maverick Nicolas y Nico Michael.
Entre los años 2004 y 2008, Phelps asistió a la Universidad de Míchigan, en Ann Arbor, donde estudió Deportes, publicidad y administración.
Pero no todo ha sido color de rosa en la vida de este exitoso deportista. En noviembre de 2004, a la edad de 19 años, Phelps fue arrestado por conducir bajo la influencia del alcohol en Salisbury, Maryland. Se declaró culpable, y se le sentenció a 18 meses de libertad condicional, a pagar una multa de $2.500 dólares, y a dar charlas a jóvenes de colegios de secundaria sobre la conducción y el alcohol.
A comienzos del 2009, Phelps admitió haber mostrado un comportamiento lamentable tras la publicación de una foto en la que aparecía utilizando una pipa para consumir sustancias alucinógenas. A raíz de ese incidente, la Federación Estadounidense de Natación suspendió a Phelps por un período de tres meses, y la compañía Kellogg’s anunció que no renovaría su contrato publicitario con el nadador.
En octubre de 2014, fue sancionado por la federación de su país con seis meses de suspensión y con la no participación en los Mundiales de 2015, esto debido a que fue detenido en Baltimore por conducir nuevamente bajo los efectos del alcohol. De acuerdo con el informe de las autoridades, el coche de Phelps circulaba a 135 kilómetros por hora en una zona en la que la velocidad estaba limitada a 70 kilómetros por hora.
Michael Phelps: De campeón olímpico a luchar por la salud mental
Afortunadamente para él, todas estas polémicas de su vida privada no impidieron que continuara con su extraordinaria carrera deportiva. Por el contrario, le sirvieron para reflexionar y convertirse en una mejor persona. Él mismo ha reconocido en diferentes entrevistas que la salud mental de los deportistas es un tema tan importante como el entrenamiento mismo. Incluso, actualmente Michael Phelps se dedica a dictar charlas para jóvenes en las que habla sobre este tema, reconociendo que también tuvo problemas durante su etapa profesional, hasta el punto de que pensó en quitarse la vida.
“En 2004 tuve una depresión estacional. Después, en 2014, tuve la segunda depresión. No quería estar vivo. No comía, no bebía... Me fui a un centro de recuperación. Estaba luchando por mi vida más de lo que la gente podía imaginar. Ahora estoy cómodo, pero sé que hay mucha gente que tiene problemas de salud mental. Una de cada cuatro personas tiene un problema de salud mental y no lo hablan.” -Mencionó Phelps en una entrevista al diario L’Equipe de Francia.
Así concluimos la inspiradora historia de Michael Fred Davo Phelps II, un deportista que tuvo una infancia complicada, pero que supo convertir las adversidades en oportunidades. Mientras que para otros su excesiva energía y sus largas extremidades eran un problema o motivo de burla, para él se convirtieron en sus mayores fortalezas y en la base sobre la cual construyó su exitosa carrera deportiva. Más allá de sus logros y récords, Michael Phelps ha pasado a la historia como un ejemplo de lucha, determinación y disciplina. Un deportista que sorprendió al mundo con sus hazañas casi inhumanas, pero que al final de su carrera dejó ver su lado más humano y ahora se dedica a ser un apoyo para los demás. En sus propias palabras:
“Creo que voy a ser recordado más por mi postcarrera que por las medallas, que son increíbles, pero que no son lo que yo soy. Quiero ayudar a las personas que lo están pasando mal. Quiero salvar vidas. Yo también pensé en acabar con mi vida y quiero ayudar a esta gente. Hay luz al final del túnel. Hablar de estos temas me ha salvado la vida. Me encantan estos temas. Quiero hacer todo lo que pueda para ayudar a la gente que lo está pasando mal. Estoy muy orgulloso de mi papel de padre, pero también de tener la posibilidad de salvar vidas. No hay nada más grande. Salvar vidas me apasiona tanto como la natación… Quiero poder mirar hacia atrás y decir: 'Hice todo lo que pude y tuve éxito'.”
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