En el año 2015, una inmigrante y madre soltera ecuatoriana de 36 años que vivía en Nueva York, decide renunciar a un empleo donde estaba siendo explotada para fundar su propia compañía de servicios de eliminación de piojos. Hoy en día, su empresa ha ayudado a más de 10 mil personas de toda la ciudad y factura más de $500 mil dólares al año gracias a una amplia variedad de productos y servicios... ¿Cómo lo logró?
¿Cómo una mujer gana $500 mil dólares anuales sacando piojos?
La protagonista de esta historia es Eliana Edith Ortega, quien nació en 1986 en el cantón La Maná, en la provincia de Cotopaxi - Ecuador.
Cuando Eliana tenía 3 años de edad, su familia se mudó a Quito, la capital de Ecuador.
Su infancia no fue fácil debido a que su familia enfrentaba constantes problemas: su hermano mayor sufría adicción, su padre la maltrataba y su madre no le prestaba atención a nada de lo que sucedía.
Un día, cuando Eliana tenía 9 años, una prima que vivía en Nueva York la visitó. Dicha visita fue algo impactante para ella, pues tenían la misma edad, pero la manera en que vestía su prima, sus costumbres, las anécdotas que le contaba y su educación la hicieron soñar con algún día vivir en esa gran ciudad de la que le hablaba.
Conforme iba creciendo, Eliana se iba aferrando cada vez más a ese sueño, especialmente porque en muchas de las películas que veía estaba retratada la llamada “Gran Manzana”. Su anhelo era tal, que solía pedirle a sus padres que se mudaran allí; sin embargo, ellos le decían que nunca en la vida iban a poder hacerlo por sus condiciones económicas y por los engorrosos requisitos que les exigían.
A principios de los años 2000, la situación económica de la familia se complicó, y Eliana, pese a ser la número 1 en su clase, se vio obligada a abandonar sus estudios secundarios a la edad de 14 años para aprender a trabajar y ayudar con los gastos del hogar.
Sus primeros empleos fueron como vendedora ambulante comercializando calcomanías en los semáforos y dulces en los buses, esto le ayudó a perder el miedo a hablar en público y a vender, además de que le permitió desarrollar importantes habilidades para los negocios. El dinero que obtenía lo usaba para comprar comida para ella, su madre y su hermana menor, aunque apenas les alcanzaba para una comida diaria.
Eventualmente, la joven logró conseguir trabajo de medio tiempo en un pequeño local de un centro comercial. Gracias a esto pudo retomar sus estudios.
Poco a poco, la relación con su madre se fue deteriorando, por ello, cuando cumplió los 16 años de edad, decidió dejar su casa e independizarse.
A sus 17 años, quedó embarazada de un hombre 15 años mayor que ella. Cuando él se enteró, le pidió que terminara con el embarazo, pero Eliana no estuvo de acuerdo y tomó la decisión de tener a su hija y salir adelante como madre soltera.
Aunque muchas cosas en su vida habían cambiado, su sueño de vivir en Nueva York seguía intacto. En el 2007 dio un primer paso iniciando los trámites para solicitar la visa estadounidense, pero ésta le fue negada por sus bajos ingresos.
Lejos de rendirse, se propuso a conseguir un mejor empleo para aumentar sus ingresos. Luego de mucho buscar, encontró un trabajo como vendedora en Seguros del Pichincha, el cual le permitió ganar más dinero y obtener una estabilidad económica.
Emigrando en busca de oportunidades
Años más tarde, su vida transcurría con normalidad, pero no se sentía feliz, se sentía vacía. La monotonía del trabajo la agobiaba y sentía que podría hacer algo más grande. Llena de determinación, retomó su objetivo de mudarse a Nueva York, convencida de que allí iba a encontrar las oportunidades que necesitaba para lograr sus sueños y sentirse realizada.
Durante varios años estuvo intentando conseguir la visa, pero fue rechazada en cuatro ocasiones. En el 2013, finalmente logró obtenerla y comenzó a organizar todo para su partida. Primero, vendió las cosas que tenía; y luego pidió un préstamo para tener dinero suficiente para subsistir un año en su nueva ciudad.
Con 28 años, siendo madre soltera y con todo el dinero que pudo recolectar, se aventuró a perseguir el sueño americano emigrando a Estados Unidos el 26 de Julio de 2014.
Al llegar, no tenía ningún plan y no sabía nada de inglés. Su único anhelo era encontrar una manera de generar ingresos para quedarse a vivir en la ciudad de sus sueños. Para ahorrar dinero, aceptó quedarse en un pequeño sótano sin cocina que unos familiares residentes en Nueva York le adecuaron. El invierno fue una tortura para ella porque no estaba acostumbrada a las fuertes oleadas de frío que afectan esa zona del planeta. Su primer año fue muy difícil, sin importar todos los sacrificios que hacía, el dinero se le acababa rápidamente debido a lo costosa que era la vida allí.
Para subsistir, trabajaba en cualquier cosa que encontraba. Fue lavaplatos, mesera, domiciliaria, repartía volantes, limpiaba casas y oficinas. Cualquier oficio que resultara, lo tomaba sin pensarlo. En todos estos trabajos ganaba menos del salario mínimo, lo máximo que llegó a ganar fue $12 dólares por hora, pues su falta de dominio del idioma inglés le cerraba muchas puertas, por ello, decidió inscribirse en una academia para perfeccionar el idioma.
Pese a sus enormes esfuerzos, el dinero no le alcanzaba y en múltiples ocasiones pasaba el día sin probar comida. Una anécdota que recuerda de esta etapa de su vida es la de aquella tarde en la que, luego de recoger a su hija en la escuela, fue a un restaurante dominicano y compró un plato de comida por $6 dólares, siendo esto lo único que tenía en el bolsillo, así que optó por darle el plato a su hija y solo tomó agua para pasar el hambre. Eliana afirma que este ha sido uno de los momentos más difíciles de su vida y que en ese entonces estuvo a punto de “tirar la toalla” y regresarse a su país natal.
Incursionando en el negocio de sacar piojos
Su suerte comenzaría a cambiar un día en que una compañera de trabajo le dijo que estaban buscando personas para un empleo donde pagaban $25 dólares la hora. Sin pensarlo, Eliana aplicó, incluso sin saber de qué se trataba. Pese a que fue difícil entablar una conversación con su futura jefe porque ella solo hablaba inglés, Eliana logró conseguir el trabajo cómo “mata piojos”.
“Me pareció algo curioso al principio, porque jamás había escuchado que sacar piojos era un trabajo. Cuando niña en Ecuador era mi mamá quien me los quitaba.” -Dijo Eliana en una entrevista.
Aunque cuando hablaba de su labor despertaba una sensación de asco y pánico en las personas, ella estaba muy contenta con su empleo. Aprendió rápidamente un montón de técnicas para la eliminación de piojos y liendres, y con su nuevo salario podía subsistir tranquilamente en la ciudad.
Luego de dos meses trabajando en el negocio de la eliminación de piojos, al visitar a dos de sus clientes descubriría un dato que le cambiaría la vida para siempre.
Al llegar donde su primer cliente del día, que era una mujer muy adinerada, ésta la recibió muy descortés por el hecho de ser Latina. Posteriormente, le preguntó el por qué una persona como ella cobraba tanto por dicho servicio. De forma despectiva, le dio a entender que una persona como ella, inmigrante y que casi no dominaba el idioma inglés, cobraba demasiado por sacar piojos. Eliana se sintió humillada, y le dijo que ese era el costo del servicio y que si no estaba de acuerdo entonces ella se iría. La clienta finalmente tomó el servicio a regañadientes. Esta situación incomodó bastante a Eliana y le generó una duda que resolvería días después.
En otra ocasión, mientras realizaba su trabajo con otra clienta con la que se había entendido muy bien porque hablaba español, ésta le preguntó acerca de cuánto dinero le pagaban por su trabajo, a lo que Eliana respondió que $25 dólares la hora. La clienta asombrada le comentó que la empresa que ella contrató le cobró $175 dólares la hora, que se diera cuenta que la estaban explotando laboralmente.
Teniendo en cuenta este dato, Eliana tomó una de las decisiones más importantes de su vida: renunció a su trabajo y se aventuró a emprender por sí misma una compañía que brindara servicios de eliminación de piojos a domicilio.
Iniciando su propia empresa de sacar piojos
Los piojos y liendres son muy comunes en la ciudad de Nueva York, y, cada vez que un niño o un adulto los contrae, tiene que perder uno o dos días sin asistir a su escuela o trabajo hasta eliminarlos. En el caso de las familias más adineradas de la ciudad esto supone pérdidas millonarias.
“Ellos prefieren invertir y pagarme a mí, que les resulta mejor que invertir su propio tiempo, porque ellos en el tiempo que pueden estar tratando de deshacerse de los piojos de sus hijos, pueden estar generando millones de dólares.” -Comentó Eliana.
El primer paso para lograr su objetivo fue averiguar cómo crear su empresa, así que se inscribió en un curso certificado por $4.500 dólares sobre el tratamiento de la Pediculosis Humana (forma en que es conocida la enfermedad). Allí aprendería técnicas y proveedores de productos químicos con los que es tratado el problema. Con esta información, y las técnicas que le habían enseñado en su anterior trabajo, estaba lista para comenzar a ofrecer sus servicios cómo independiente, así nació en el 2015 la empresa “Larger Than Lice”. Este nombre lo escogió para reflejar su actitud positiva y su capacidad para brindar a las familias la perspectiva de que hay cosas más importantes de las que preocuparse en la vida que los piojos.
A pesar de que tenía los conocimientos y licencias necesarios para operar, se encontró con un gran obstáculo: no tenía clientes ni reconocimiento. Eliana asegura que esta fue la parte más difícil, pero se armó de valor para ir personalmente a escuelas y empresas a ofrecer sus servicios. Golpeo muchas puertas, hablaba con las enfermeras y directores de las escuelas públicas y privadas. En una ocasión, para su fortuna, al llegar a una de las escuelas más prestigiosas de la ciudad había aproximadamente 4 niños con piojos, entonces la recibieron con los brazos abiertos, como si se tratara de un milagro. La pusieron en contacto directamente con los padres de los chicos y estos quedaron encantados con el servicio, así que comenzaron a recomendarla a diferentes familias adineradas de Brooklyn. Gracias a esto, su negocio comenzó a despegar y poco a poco fue creciendo, hasta llegar al punto de tener que contratar más colaboradores, a los que siempre ha procurado pagarles de manera justa por su trabajo.
Para Eliana es común ver gran cantidad de lujos en su día a día, pues la mayoría de sus clientes son famosos, actores, empresarios o modelos. Incluso, en una ocasión atendió los hijos y nietos de un expresidente de Estados Unidos. Sin embargo, la discreción es la regla de oro en su trabajo, pues muchas de estas personas no quieren hacer de esta problemática un escándalo público.
Eliana intenta concienciar a las personas de que los piojos son un problema muy común, que pueden ocurrirle a cualquier persona, y trabaja para erradicar mitos, como el de que estos parásitos saltan como las pulgas, o que adquirirlos es producto del desaseo.
Explorando nuevas oportunidades de negocio y ayudando a otros a ganar dinero
Con el crecimiento de la empresa, Eliana fue perfeccionando su técnica, y decidió sacar una línea de productos para el cuidado del cabello, entre los que se incluye un acondicionador que mata los piojos y disuelve la goma que tienen sus huevos (las liendres). Estos se los recomienda y vende a sus clientes luego de cada sesión. Además, invirtió en crear una presencia online con una página web que le ayudó a impulsar aún más su negocio.
Este éxito atrajo la atención de muchos inmigrantes, principalmente latinos, que comenzaron a contactarla para preguntarle cómo podrían replicar su hazaña, a lo que ella respondió creando en el 2019 la “Larger Than Lice Academy”, donde enseña todo el proceso para el tratamiento de la Pediculosis Humana. El lanzamiento, aunque se retrasó un par de años, fue un tremendo éxito y hoy en día más de 100 alumnos han finalizado con éxito el programa. Ayudar a otras personas a triunfar como ella ha sido muy enriquecedor para su vida.
“Todas estas experiencias han despertado algo en mí, siento esa necesidad de seguir creando para llegar aquí, con mi historia y mis negocios. Pero, también, esto es una oportunidad para enseñarle a mi hija a soñar en grande y a ser una mujer fuerte, una mujer valiente, pero, sobre todo, independiente, para que nunca, nunca, dependa de ningún hombre.” -Dice la emprendedora de forma contundente.
En el año 2020, con el inicio de la pandemia, su negocio se vio directamente afectado debido a que los niños no asistían a las escuelas, entonces se redujo considerablemente el contagio de piojos. Sin embargo, su empresa pudo mantenerse a flote durante esta difícil época con la venta de los productos para el cabello que había creado. Adicionalmente, a finales del 2021, su historia se hizo viral y esto atrajo gran cantidad de clientes nuevos que le dieron un impulso a su compañía conforme las medidas de aislamiento social se iban levantando.
Actualmente, Eliana vive junto con su hija en la ciudad de Nueva York, domina perfectamente el idioma inglés y día a día trabaja para que su empresa crezca hasta convertirse en una marca de talla mundial. Al mes, obtiene ganancias de más de $40.000 dólares solo con sus visitas a clientes que prefieren ser atendidos personalmente por ella. Su sueño ahora es poder algún día comprarse un apartamento en Brooklyn y llevar sus productos y servicios por todo Estados Unidos. Su empresa, por su parte, es una de las más reconocidas en la ciudad para la eliminación de piojos, ha curado a más de 10 mil personas por todo Nueva York y tiene una facturación aproximada de más de $500 mil dólares anuales gracias a las visitas a clientes, la venta de productos complementarios, los cursos y una amplia gama servicios entre los que se incluyen chequeos virtuales y visitas programadas a escuelas y campamentos de verano.
Así concluimos la inspiradora historia de Eliana Edith Ortega, una emprendedora llena de determinación que trabajó incansablemente para crearse las oportunidades que necesitaba para salir adelante y lograr sus sueños, construyendo una exitosa empresa en el proceso y convirtiéndose en un referente para muchos otros emprendedores que hoy luchan por sus sueños lejos de sus países de origen. En sus propias palabras:
“Todos pueden lograr lo que se propongan en la vida. Nadie nace sabiéndolo todo, pero es la actitud, la perseverancia, esa llama, ese fuego interno, que nos mueve cuando realmente queremos alcanzar nuestros objetivos y generar un impacto positivo en la sociedad. Por esto, a través de mi historia y mi empresa quiero demostrar que ¡si se puede!, que los latinos tenemos la sangre y todo lo que se necesita para triunfar. De dónde vienes, no define a dónde vas.”
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