En el año 2013, un emprendedor estadounidense decidió participar en el programa Shark Tank tratando de conseguir financiación para un invento que había creado; sin embargo, todos los tiburones lo rechazaron argumentando que el proyecto no tenía mucho potencial de crecimiento y que no valía lo que él estaba pidiendo. 5 años más tarde, ese emprendedor no solo había logrado comercializar exitosamente su invento, sino que consiguió vender su compañía a Amazon por más de $1.500 millones de dólares... ¿Cómo lo logró?
No creían en su idea y se hizo millonario
El protagonista de esta historia es Jamie Siminoff, quien nació en 1976 en Chester, Nueva Jersey, Estados Unidos.
Desde muy joven, Jamie amaba inventar cosas. Siempre construía artilugios útiles para su día a día y, cuando una necesidad se le presentaba, hallaba alguna forma de solucionarla de manera ingeniosa. Además, sentía una fuerte pasión por los negocios y las ventas, fue por esta razón que, una vez terminó la secundaria, se mudó a Wellesley, Massachusetts, para estudiar administración de empresas en el Babson College.
Cuando finalizó sus estudios en 1999, el auge de internet y las grandes empresas en Silicon Valley se había tomado todo Estados Unidos. Esto lo motivó a intentar emprender en dicha industria. Su sueño era crear una empresa de base tecnológica exitosa. Con este sueño en mente, se trasladó a Santa Mónica, California. Allí se inscribía en todos los eventos y programas de desarrollo de software y emprendimiento que había en la ciudad.
Durante varios años estuvo trabajando en un interesante programa que convertía voz a texto. La idea se le ocurrió un día que recibió una llamada urgente y no tenía cómo anotar los datos que le iban proporcionando en la conversación, entonces pensó que, si pudiera dictarle a su ordenador palabras y este las escribiera, su vida sería mucho más fácil. De esta forma, en el 2003 y con 27 años de edad fundó una pequeña empresa llamada SimulScribe.
El software que durante años desarrolló, llegó a ser muy exitoso. Rápidamente su empresa paso de ser unipersonal a tener 50 empleados. La aplicación de voz a texto era vendida principalmente a empresas prestadoras de servicios, las cuales necesitaban registrar de forma eficiente la información proporcionada por sus clientes en cada llamada.
Gracias al éxito logrado, en septiembre del 2009, Jamie cerró un trato con una empresa llamada Ditech Networks para que licenciara y distribuyera su software alrededor del mundo.
Pero, Jamie no se detuvo allí. Él sabía que su invento podía tener otras utilidades, y, con el auge de los dispositivos móviles, se le ocurrió implementarlo en ellos para facilitar la vida de las personas. Así creó PhoneTag, una aplicación móvil que permitía convertir el correo de voz en mensajes de texto, así los usuarios que no podían contestar una llamada por estar demasiado ocupados, recibirían la información de dicha llamada en forma de texto en sus teléfonos móviles.
La aplicación tuvo una recepción moderada. A pesar de que tenía soporte para muchos servicios y dispositivos, muy pocas personas le encontraban una verdadera utilidad, por lo que pronto pasó a ser parte del portafolio de servicios que ofrecía su anterior empresa.
Luego de este traspié, Jamie, con mucha determinación, una vez más usó su creatividad para inventar un nuevo producto, con la esperanza de que esta vez si pudiera lograr su anhelado éxito. Así creó en el 2010: Unsubscribe, una aplicación web que permitía a los usuarios, con tan solo un clic, cancelar sus suscripciones de las molestas listas de correo electrónico no deseadas. El sistema automáticamente detectaba todas las listas en las que el correo del usuario estaba suscrito y enviaba una petición para cancelar la suscripción de manera segura.
La idea fue un éxito total y consiguió captar la atención de varias compañías de Silicon Valley. Incluso, el propio Tim Ferriss, autor del bestseller “La semana laboral de 4 horas”, decidió apostar por la idea y participó junto con Jamie en una rueda de inversión en la que levantaron un capital de $2.1 millones de dólares para continuar con el desarrollo del servicio.
Al principio, todo “marchaba sobre ruedas”, pero grandes cambios en los sistemas de correo electrónico y en las políticas de privacidad de algunas compañías hicieron que el servicio quedara obsoleto en poco tiempo, así que decidieron vender la compañía a TrustedID, una empresa de servicios de protección de identidad.
Este suceso fue un duro golpe para Jamie, quien, lejos de sacar partido de la venta, quedó con una gran cantidad de deudas y serios problemas financieros. Afortunadamente, su empresa SimulScribe le permitió subsistir por un tiempo, pero las cosas no hicieron más que empeorar, pues el mundo tecnológico cambiaba muy rápido y cada vez salían al mercado mejores aplicaciones que convertían la voz a texto con mayor efectividad.
En marzo del 2013, Jamie tuvo que declarar su empresa en bancarrota y cerrar sus operaciones. Pese a que se encontraba devastado, él no quería darse por vencido, entonces tomó sus ahorros e instaló una pequeña oficina en el garaje de su casa. Allí, día a día, planeaba nuevas ideas de aplicaciones que pudieran solucionar problemas relevantes. Este lugar sería la cuna de su más grande éxito…
Convirtiendo una necesidad propia en un negocio multimillonario
Unos años atrás, Jamie había creado un dispositivo con una cámara, un micrófono y un timbre que podía conectarse a internet y transmitir a su teléfono quién estaba en la puerta de su casa. Inicialmente, este sistema era usado por él mismo para comunicarse con los repartidores o visitantes desde el garaje sin tener que abrir la puerta, pero eventualmente se percató de que este simple dispositivo podía ser de interés para más personas, así que enfocó todos sus esfuerzos en desarrollar este nuevo producto, al que llamó “DoorBot”.
Confiando plenamente en el potencial del proyecto, hipotecó su casa por $364 mil dólares y usó ese dinero para crear un prototipo, el cual sería lanzado meses más tarde a través de un sitio web.
El producto tuvo una buena acogida, logrando una exitosa preventa de cerca de $1 millón de dólares. Sin embargo, Jamie no contaba con el capital suficiente para cubrir los masivos costos de producción de las unidades demandadas, entonces se vio obligado a buscar inversión para poder continuar con el proyecto.
Luego de mucho insistir, consiguió una oportunidad para mostrar su producto en la quinta temporada del popular programa Shark Tank. Su idea era producir en masa el primer timbre con video portero wifi, que permitiera a las personas saber, desde cualquier dispositivo móvil, quién estaba llamando a su puerta, incluso si no estaban en casa. El producto contaba con un sistema de seguridad para evitar que fuera robado con facilidad. Y, si esto ocurría, DoorBot se comprometía a enviar un remplazo al comprador. El precio de venta del dispositivo era de $199 dólares y fabricarlo costaba poco más de $80 dólares por unidad.
Luego de presentar su pitch y pedir $700 mil dólares por el 10% de la compañía, 4 de los tiburones decidieron no invertir en el proyecto.
“No cuestiono la calidad del producto, creo que es muy bueno, creo que tendrá éxito. Pero quiero poder decir que, si entro al negocio, puedo aportar tanto valor para que esta compañía que inicia valiendo $7 millones de dólares, pueda valer $80 millones, $90 millones. Simplemente no veo que pueda alcanzar esa progresión, y por eso estoy fuera.” -Dijo el reconocido multimillonario Mark Cuban en la presentación.
Kevin O'Leary, el único tiburón interesado en la idea, ofreció $700 mil dólares por el 10% de las ganancias de las ventas y el 5% de la compañía, algo que Jamie no aceptó argumentando que su producto tenía potencial y que nunca podría crear una gran compañía si una persona tomaba el 10% de las utilidades, pues era un capital necesario para reinvertir en el crecimiento del negocio.
Aunque Jamie salió del lugar decepcionado por lo acontecido, decidió continuar adelante con el proyecto porque sentía que esta era su última oportunidad de cumplir su sueño y crear algo increíble.
“Si paraba, podía perder mi casa. Tenía un hijo de 5 años, y la única cosa que podía hacer era seguir intentando. Hubo noches en las que me despertaba a las 3 A.M. llorando, pensando: ‘¿Cómo íbamos a llegar a mañana?’ Por suerte, sin importar cuán mentalmente difícil fuera eso, tenía una opción, que era: 'Levántate Jamie y vuelve a salir'. Porque detenerse habría sido mi fin.” -Fueron sus palabras.
Afortunadamente, pese a que no había conseguido un trato en Shark Tank, aparecer allí representó una excelente publicidad para su compañía. La exposición conseguida lo acerco al público, le dio cierta credibilidad al proyecto y le permitió aprender grandes lecciones empresariales.
Durante las siguientes semanas, Jamie se enfocó en reestructurar el modelo de negocio, abaratar los costos de producción y buscar tratos con grandes distribuidoras, como Best Buy, Amazon y Target. También, replanteó la misión de su empresa orientándose hacia mejorar la seguridad a través de la reducción del crimen en los vecindarios de todo el mundo; y cambió el nombre de la compañía por “Ring”, considerando que era un nombre más sencillo y fácil de recordar. Todos estos ajustes hicieron que el siguiente año la empresa alcanzara ventas por $3 millones de dólares.
Para el año 2015, lograron entrar a grandes superficies como Home Depot, Target y Best Buy. Además, desarrollaron una línea completa de productos para la seguridad del hogar, consiguiendo así cerrar el año con ventas de $5 millones de dólares.
El tremendo éxito del negocio atrajo la atención del multimillonario Richard Branson, quien había quedado sorprendido luego de que un invitado de su isla privada utilizara Ring para verificar, desde miles de kilómetros de distancia, que su casa estuviera en perfectas condiciones. Branson tocó las puertas de Ring y, sin dudarlo, invirtió $28 millones de dólares por el 5% de la compañía.
“No entendí por qué los rechazaron los 'tiburones', digo, parecía una idea maravillosa. Creo que ahora la valoración más cercana está alrededor de los $1.000 millones de dólares.” -Comentó Richard Branson al respecto.
Con esta importante inversión, la compañía Ring aceleró sus planes de expansión por todo Estados Unidos y comenzó a realizar ventas en el exterior. También, desarrolló “Ring Protect”, un sistema de alarma para el interior de las casas de los usuarios que funciona con un anillo de seguridad afuera de la casa para prevenir crímenes.
Para finales del 2017, Ring ya contaba con 1300 empleados, 10 productos, 16 mil tiendas y una valuación de $1.000 millones de dólares. Gracias a estas cifras, capturó la atención de otros inversionistas, como el basquetbolista Shaquille O'Neal, quien compró acciones de la empresa y se convirtió en imagen de la marca.
Meses más tarde, la compañía recibió una oferta por parte del gigante del comercio electrónico Amazon. Tras una exhaustiva negociación, acordaron la venta de Ring a la empresa de Jeff Bezos por más de $1.500 millones de dólares en febrero del 2018. Una vez concretada la venta, Jamie obtuvo un total de $350 millones de dólares, mientras que a Richard Branson le correspondieron cerca de $200 millones de dólares por su inversión.
El emprendedor que fue rechazado en Shark Tank y ahora es un "tiburón"
Cuando la noticia de la venta de Ring llegó a oídos de los productores de Shark Tank, decidieron invitar a Jamie nuevamente al programa, pero esta vez para participar como inversionista, convirtiéndose así en el primer emprendedor en la historia de la producción que pasó de hacer un pitch de su proyecto a ser un “Tiburón”.
En el 2019, la compañía Ring, ahora perteneciente a Amazon, se vio envuelta en una serie de escándalos luego de que varios medios estadounidenses la señalaran de tener en su posesión acceso a todas las grabaciones que sus dispositivos habían capturado alrededor del mundo. Incluso, se mencionó que dichas grabaciones no estaban encriptadas y podían ser obtenidas por sus empleados con tan solo unos clics. Esto puso en tela de juicio una posible violación a la privacidad de los usuarios y cómo estos datos podrían ser usados por la empresa para obtener un beneficio monetario. Sin embargo, rápidamente un portavoz de la compañía aseguró que Ring se toma muy enserio la privacidad de los usuarios, ya que los videos a los que tienen acceso sus trabajadores son videos compartidos públicamente en su aplicación llamada Neighbors (de acuerdo a los términos y condiciones de la misma) o que proveen una pequeña parte de sus usuarios, quienes explícitamente han dado su consentimiento escrito. Dicho contenido, según el portavoz, es usado únicamente para mejorar sus sistemas de reconocimiento facial y detección de objetos, pero nunca para fines comerciales.
Adicional a esto, en distintas ocasiones los dispositivos Ring han demostrado tener serias fallas de seguridad que la compañía va mejorando con cada iteración de sus productos. Por ejemplo, en el 2020 la compañía tuvo que pedir a sus usuarios la devolución de 350 mil timbres debido a una falla que representaba un alto riesgo de incendio.
Actualmente, Jamie Siminoff tiene 46 años y hace parte de la junta directiva de Ring y de otras tres compañías en las que ha invertido a lo largo de estos años, entre las que se incluyen dos compañías de derechos de autor y una de venta y cuidado del agua potable. Ring, por su parte, es una de las gamas de productos de domótica más vendidas en Amazon. En su catálogo cuenta con una amplia variedad de dispositivos, como: timbres, cámaras, luces, alarmas, sensores y paneles solares. Además, la marca tiene una perfecta integración con el sistema de Alexa, lo que permite a los usuarios controlar todos los dispositivos de su hogar con la voz o desde su teléfono móvil.
Así concluimos la inspiradora historia de Jamie Siminoff, un emprendedor creativo y visionario que, a pesar de los múltiples tropiezos, nunca se rindió en su objetivo de crear una empresa exitosa que hiciera más fácil la vida de las personas, demostrándonos así que, cuando una idea simple se combina con estrategia, enfoque y mucha determinación, se pueden lograr resultados fascinantes. En sus propias palabras:
“Me gusta resolver problemas, y me gusta construir productos. Para mí, lo más frustrante fue cuando hacía productos que nadie usaba a gran escala. Un inventor es como un artista: quieres que la gente vea tu arte y hable de ello… Así que nunca cumplí el objetivo de un inventor. Pero, cuando creo algo y esto resuelve un problema, y luego veo a otras personas beneficiadas por ello, eso me hace sentir emocionado.”
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