Generalmente, se suele percibir a los ricos como personas avaras y tacañas; personas que en toda situación buscan gastar lo menos posible para cuidar cada centavo. Sin embargo, en un interesante y polémico artículo escrito por Robert Kiyosaki, autor del libro “Padre Rico, Padre Pobre”, se afirma justamente lo contrario, que “las personas tacañas nunca serán ricas”…
¿Cuál es el argumento de Kiyosaki para hacer tal afirmación?
Estas son sus palabras al respecto:
“Sólo la gente tacaña compra por el precio. Sólo porque algo es barato, no significa que vale la pena el costo.”
Según el autor, es un gran error basar nuestras decisiones financieras enfocándonos únicamente en el precio de las cosas y no tener en cuenta su valor.
Warren Buffett, quien es considerado como uno de los mejores inversionistas de todos los tiempos, define estos conceptos de la siguiente forma:
“Precio es lo que pagas. Valor es lo que recibes.”
Cuando una persona sin educación financiera va a adquirir un producto o a realizar una inversión, compara y decide con base al precio que le ofrecen. Su objetivo es simplemente gastar lo menos posible. Esto se debe a que no posee los conocimientos y herramientas para analizar el valor real o intrínseco de su potencial adquisición.
Por el contrario, la persona que posee educación financiera siempre procura comparar sus potenciales adquisiciones tomando como base el valor de las alternativas, no solamente su precio. En palabras de Charles Munger, asesor y socio de Warren Buffett:
“Es mucho mejor comprar un negocio maravilloso a un precio justo, que comprar un negocio justo a un precio maravilloso.”
Cuando hablamos de valor, se hace referencia a un concepto complejo en el que influyen diversas variables. Por ejemplo, en el mundo bursátil, el precio de una acción está definido por la interacción entre la oferta y la demanda; mientras que, para calcular su valor, se deben tener en cuenta elementos como activos de la empresa emisora, potencial de mercado, ventajas competitivas, capacidad de innovación, posicionamiento de marca, productos, capital humano, tecnología, posición estratégica y cualquier otro factor que pueda influir en el desarrollo del negocio que sustenta el precio de la acción en el mercado.
Los analistas utilizan diferentes modelos de valoración para determinar el valor real de un activo y después compararlo con el precio de mercado, así validan si el precio de mercado justifica su adquisición. Cuando el precio de mercado es mayor que el valor real, se dice que el producto o activo está sobrevalorado y no se justifica su adquisición. En caso contrario, cuando el precio de mercado es menor que el valor real, se dice que el producto o activo está infravalorado y representa una gran oportunidad de inversión, pues será solo cuestión de tiempo para que el precio de mercado se ajuste con base al valor real.
¿Cómo podemos aplicar este concepto a nuestras vidas?
Veamos un ejemplo para comprender con claridad la importancia de tomar decisiones financieras basadas en el valor de las cosas:
José y María son dos emprendedores. Cada uno decidió iniciar su propio restaurante, pero ambos lo hicieron de forma muy diferente.
José, que es una persona tacaña, construyó su negocio bajo la premisa de gastar lo menos posible. Al elegir el local, buscó el más barato, aunque su ubicación y condiciones no eran las ideales. Al momento de crear el logo, le pidió el favor a su sobrino, así se ahorró lo del diseño. Al contratar personal, buscó amigos y familiares que no le cobraran demasiado. En cuanto a publicidad, pensó que era un gasto innecesario, así que mejor se lo ahorró para que le quedara un mayor margen de utilidad.
María, por su parte, que es una persona con educación financiera, desde el inicio planeó y construyó su negocio enfocándose en aportar valor al mercado. Al elegir el local, buscó uno bien ubicado y en condiciones óptimas para ofrecer un gran servicio. Al momento de crear el logo, se asesoró con un profesional para que le ayudara a construir una imagen profesional y atractiva que conectara emocionalmente con sus clientes. Al contratar personal, se preocupó por encontrar personas capacitadas, talentosas y comprometidas para garantizar la calidad de los productos. En cuanto a publicidad, elaboró un plan publicitario integral para dar a conocer su negocio y posicionar su marca.
¿A quién de los dos crees que le fue mejor con su restaurante?
No hace falta decirlo, pero es obvio que María tiene mayores posibilidades de éxito que José. Si vas a emprender tomando decisiones financieras como lo hace una persona tacaña, todo lo que vas a conseguir es construir un negocio mediocre con resultados mediocres. Lo mismo aplica al momento de invertir en activos financieros o adquirir propiedades.
Conclusión
Es normal que nos sintamos atraídos por los “precios bajos”, pues nuestros cerebros instintivamente siempre buscarán hacer un uso óptimo de los recursos que tenemos a nuestra disposición. Sin embargo, es importante desarrollar nuestra inteligencia financiera para que las decisiones que tomemos no sean emocionales e instintivas. Citando nuevamente a Warren Buffett:
“Si no puedes controlar tus emociones, no puedes controlar tu dinero.”
Siempre que vayas a realizar una compra o a invertir, asegúrate de analizar a fondo el valor real del producto o activo, solo así podrás determinar si el precio es justo y si se justifica su adquisición.
Si quieres aprender más sobre el concepto de valor y cómo aplicarlo al momento de invertir o hacer negocios, te recomendamos los libros: “El inversor inteligente”, de Benjamin Graham; y “Buffettología”, de Warren Buffett.
¿Y tú qué opinas? ¿Estás de acuerdo con Robert Kiyosaki al afirmar que el tacaño nunca será rico? ¿Qué otras lecciones consideras importantes para tener éxito financiero? ¡Déjanos tus comentarios y aportes acerca del tema!
1 comentarios:
Ingreso por primera vez, considero que es ultil por sus orientaciones
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