¿Cómo se convirtió Bernard Arnault en la persona más rica de Francia?
En 1984, Bernard Arnault, un ambicioso ingeniero francés, apostó su suerte a un grupo textil en quiebra. Por apenas $1 franco, pactó con el Gobierno de su país la compra de la compañía Boussac, propietaria de la casa de modas Christian Dior, los almacenes Le Bon Marché, la tienda minorista Conforama y la fábrica de pañales desechables Peaudouce.
Su interés era tomar el control de la firma de alta costura Christian Dior, pero las autoridades francesas le impusieron la adquisición de la totalidad del consorcio y el compromiso de preservar sus 9.000 puestos de trabajo.
Siguiendo su instinto, en cinco años liquidó la mayoría de los activos del grupo empresarial y despidió a casi todos los empleados. Solo retuvo la marca Christian Dior y los almacenes Le Bon Marché.
Con el camino despejado, convirtió a Christian Dior en la piedra angular de su imperio del lujo, Moët Hennessy • Louis Vuitton, mejor conocido como LVMH, un conglomerado multinacional que hoy en día suma 75 empresas de distintos sectores y que en mayo de 2021 lo colocó por unas horas como el hombre más rico del planeta, según la lista en tiempo real de la Revista Forbes.
Además de Christian Dior, otras marcas como Louis Vuitton, Fendi, Kenzo, Marc Jacobs, Givenchy, TAG Heuer, Bulgari, Moët Chandon, Dom Pérignon y Hennessy, conforman su portafolio del glamour junto a exclusivas cadenas de hoteles, resorts, barcos y trenes. Conozcamos su historia…
Los orígenes de Bernard Arnault
Bernard Jean Étienne Arnault nació el 5 de marzo 1949 en Roubaix, al norte de Francia.
Siendo descendiente de una familia de constructores, parecía que su destino era mantener la tradición de la empresa Ferret-Savinel, que inició su abuelo y continuó su padre. El joven heredero mostró pronto que tenía otros planes.
En 1971, tras culminar sus estudios de ingeniería en la prestigiosa Escuela Politécnica de Palaiseau, se incorporó a Ferret-Savinel.
En 1976, convenció a su padre, Jean Leon Arnault, de cambiar el ramo de la compañía de la construcción al sector inmobiliario. Así surgió Férinel, especializada en alojamiento vacacional.
En 1977, Bernard se convirtió en CEO de la empresa y, en 1978, sucedió a su padre como presidente.
Más tarde, en 1981, tras el triunfo del socialista François Mitterrand en las presidenciales francesas, el empresario decidió mudarse a Estados Unidos para huir de la política fiscal del nuevo mandatario. Una vez en el país norteamericano fundó Ferinel Inc, compañía que se dedicó al desarrollo de resorts en Palm Beach, Florida.
Construyendo un imperio multimillonario de moda y lujo
Fue tres años después, a su regreso a Francia en 1984, cuando se enteró de que el Gobierno Francés buscaba comprador para el grupo Boussac, propietario de Christian Dior, empresa caída en bancarrota. Entonces concretó la compra por un precio simbólico de $1 Franco e inició la construcción de su imperio de lujo.
Con la adquisición de Christian Dior, Bernard Arnault cerró un círculo que empezó años atrás, en 1971, durante una visita a Estados Unidos, su primer viaje de negocios fuera de Francia.
Según él mismo cuenta, en esa oportunidad le preguntó al conductor de un taxi en Nueva York si conocía al entonces presidente de Francia, Georges Pompidou. “No”, le contestó, “Pero conozco a Christian Dior”. Aquella respuesta representó una señal.
La anécdota, sumada a que su madre siempre fue admiradora de la casa de modas, selló su inclinación por la marca de ropa y el estilo de vida chic que representaba. El lujo se posicionó así como la insignia de su naciente emporio comercial.
A partir de 1985, con Christian Dior como amuleto de la suerte, prosiguió su plan de levantar un negocio con raíces francesas y alcance internacional.
En 1989, recuperó la división de perfumes de Christian Dior. Ese mismo año, luego de desplegar hábiles jugadas comerciales, tomó el control de Moët Hennessy • Louis Vuitton (LVMH).
De ahí en adelante, incorporó bajo el paraguas de LVHM marcas como Berluti, Kenzo, Loewe, Marc Jacobs, Sephora, Emilio Puchi, Fenty, Loro Piana, Guerlain, Bulgari, TAG Heuer y Zenith.
Cadenas de hoteles, de tiendas, de supermercados, medios de comunicación y empresas de telecomunicaciones se cuentan también entre las propiedades adquiridas por el exitoso empresario a lo largo de los últimos 30 años.
A tono con los tiempos, ha incursionado también en proyectos tecnológicos y digitales, invirtiendo en compañías como Spotify, Slack, Airbnb, Uber, Lyft y hasta en la plataforma de streaming Netflix.
Entre sus últimas adquisiciones, figura, desde 2018, el grupo Belmond, un emporio de elegancia y estilo que, al momento de su compra, estaba presente en 24 países a través de 46 hoteles, resorts, trenes y barcos.
Más recientemente, en 2019, cerró, tras superar una difícil negociación, la compra de la cadena de joyerías de lujo estadounidense Tiffany & Co, consolidándose de ese modo en la cima de los negocios de altísima gama.
Los retos de dirigir un grupo empresarial multimillonario
Pero no todo ha sido color de rosa. En el camino al éxito ha lidiado con algunos fracasos. Uno de los más sonados ocurrió en 2001, cuando perdió la llamada “guerra de las carteras” por el control de Gucci, la casa de modas italiana. El vencedor de la disputa fue François Pinault, su principal rival francés en materia de lujo y conocido por ser el esposo de la actriz mexicana Salma Hayek.
Tampoco ha estado exento de críticas. Se ha ganado la fama de “depredador” por su agresividad a la hora de operar en el mercado a través de ofertas públicas de adquisición.
“No esperas que tus competidores digan cosas buenas de ti.” -Responde a sus detractores.
Desde el principio de su ascendente camino a la fortuna, Arnault se propuso construir un imperio que permitiera a cada marca tener libertad creativa, pero contando con el apoyo financiero de un gran grupo empresarial por detrás.
Al mismo tiempo, ejerce una supervisión cercana y permanente sobre sus marcas más importantes, como Christian Dior y Louis Vuitton.
“¿Cuál es la razón por la que marcas como Louis Vuitton y Dior son tan exitosas? Ambas presentan dos características, que pueden resultar contradictorias: son atemporales y están en el máximo nivel de modernidad. Es como el fuego y el agua.” –Comentó en una entrevista para la Revista Forbes.
Cada mañana, el empresario echa un vistazo a las novedades del sector y envía mensajes de texto a los miembros de su familia y a los directores de marca con funciones en el negocio.
“Lo que tengo en mente cada mañana es que el atractivo de una marca debe ser tan potente hoy como dentro de diez años. Esa es la clave de nuestro éxito.” -Señaló también a Forbes.
A las 8:00 de la mañana arranca la rutina de trabajo en su oficina de 22 Avenue Montaigne, en París, que puede durar hasta las 9:00 de la noche.
Su faena no se detiene los fines de semana. Todos los sábados, visita hasta 25 tiendas, incluyendo algunas de la competencia. Luego, transmite a los jefes de sus marcas líderes los detalles y sugerencias que surgen de los recorridos.
Al menos una vez al mes, viaja en su avión Bombardier a algún rincón de su holding.
Con 4.590 tiendas en 68 países, la apertura y el cierre de los establecimientos dependen en buena medida del instinto del magnate, así como del entorno del vecindario y de las ventas por metro cuadrado. Por ejemplo, en 2019, Louis Vuitton cerró una tienda en Fort Lauderdale, Florida, porque los locales cercanos no eran lo suficientemente lujosos.
China es el mercado más importante del grupo. No en vano le debe al repunte de las ventas en el país asiático, tras la caída producto de la pandemia, el ascenso momentáneo al primer lugar de la Lista Forbes de las personas más ricas del mundo.
La vida familiar y personal de un multimillonario
Arnault y su familia controlan el 47,5% de LVMH. El empresario se ha casado en dos oportunidades y es padre de cinco hijos. Contrajo matrimonio en primeras nupcias con Anne Dewavrin, con quien tuvo a sus hijos Delphine y Antoine. Después se casó con su actual esposa, la pianista canadiense Hélène Mercier, madre de Alexandre, Frederick y Jean.
De sus cinco hijos, cuatro ejercen cargos en el consorcio. Delphine es administradora del grupo LVMH desde 2004; Antoine, director ejecutivo de Berluti y presidente ejecutivo de Loro Piana; Alexandre, vicepresidente ejecutivo de Tiffany’s; y Frederick, CEO de TAG Heuer.
Cuando les preguntan cuál de ellos dirigirá la compañía algún día, todos responden con evasivas.
“Nuestro padre es muy joven. Va a trabajar por otros 30 años. Creo que nunca va a jubilarse. No pensamos en eso. Esperamos que siga ocupando su puesto todo el tiempo que sea posible.” -Afirman los descendientes del magnate.
Con respecto al tema, Arnault responde con las siguientes palabras:
“Lo más importante para el grupo es que encontremos al mejor, y veremos si esa persona pertenece a la familia o no.”
Pero no todo en su vida se resume en hacer negocios y amasar una enorme fortuna. El hombre, de 1,85 metros de alto, se mantiene en forma jugando cuatro horas de tenis por semana.
También, es aficionado a la música y a las artes. Estudió piano en su infancia y adolescencia. Es propietario de una importante colección de arte moderno y contemporáneo que incluye piezas de Jean-Michel Basquiat, Damien Hirst, Maurizio Cattelan, Andy Warhol y Pablo Picasso.
Tal es su amor por el arte, que ha puesto en marcha diversas iniciativas de mecenazgo dirigidas a valorizar la imagen del grupo LVMH y a conferirle una dimensión más institucional. Parte de esa labor la ejerce a través de la Fundación Louis Vutton.
Entre otras actividades, la fundación brinda apoyo para la realización de destacadas exposiciones de arte. Asimismo, mantiene activo el Premio LVMH para jóvenes creadores, un concurso que otorga becas a estudiantes de Bellas Artes de Francia y el mundo.
Tras más de 40 años de carrera empresarial, continúa siendo ese ambicioso ingeniero empeñado en mantenerse como el número uno en su sector.
“Todavía somos pequeños, solo estamos empezando. Somos el número uno, pero todavía podemos llegar más lejos. Siempre me ha gustado ser el número uno.” -Confesó en una entrevista para el diario Financial Times.
Una de las personas más ricas del mundo
Actualmente, Moët Hennessy • Louis Vuitton se consolida como el imperio de lujo más grande del planeta, con ventas anuales por encima de los $50 mil millones de dólares, generando empleo para más de 30 mil personas y con un valor en el mercado de más de $380 mil millones de dólares.
Bernard Arnault, por su parte, tiene 72 años y posee una fortuna estimada en más de $190 mil millones de dólares, siendo la persona más rica de Francia y de Europa, y compitiendo cabeza a cabeza con el estadounidense Jeff Bezos, dueño de Amazon, por el primer lugar del top de las personas más ricas del mundo según la Revista Forbes, luego de desplazar del segundo puesto al surafricano Elon Musk, fundador de Tesla y SpaceX.
Así concluimos la fascinante historia de Bernard Arnault, un ambicioso empresario que, con visión, estrategia, liderazgo y determinación, logró construir uno de los grupos empresariales más poderosos del planeta, convirtiéndose en un referente para todos aquellos emprendedores que buscan abrirse un espacio en la competida industria de la moda y el lujo. En sus propias palabras:
«Lo que hizo famoso a Louis Vuitton fue la calidad. No hacemos marketing; solo creamos productos que son excepcionales en su diseño y artesanía. El dinero es solo una consecuencia. Siempre le digo a mi equipo: “No se preocupen demasiado por la rentabilidad. Si haces bien tu trabajo, la rentabilidad llegará sola”.»
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Este articulo tiene 2 comentarios
Excelente aprote a la comunidad empresarial en tiempos de crisis
Responderlas inversiones
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