En 1950, una joven pareja decide comenzar a hornear ponqués desde casa para venderlos a sus conocidos y así ganar algo de dinero extra. Hoy en día, ese pequeño negocio casero se ha convertido en una de las compañías más exitosas de Latinoamérica, con presencia en 8 países y ventas de más de $120 Millones de dólares anuales… ¿Cómo lo lograron?
¿Cómo una pareja de emprendedores construyó un imperio con ponqués caseros?
Esta historia comienza en Santa Rosa de Viterbo, un municipio colombiano ubicado en el departamento de Boyacá. Allí nació Rafael Molano Olarte el 21 de octubre de 1923.
Su padre ejercía como abogado en un colegio y su madre era una mujer hogareña de ascendencia inglesa que se caracterizaba por ser ingeniosa y recursiva.
El pequeño Rafael creció disfrutando de los deliciosos ponqués y galletas que preparaba su madre a partir de recetas familiares.
En la escuela siempre fue un niño muy inquieto, por lo que sus profesores con frecuencia le llamaban la atención y lo castigaban.
A la edad de 17 años, tras finalizar sus estudios de bachillerato decidió irse de casa para comenzar a construir su propio camino.
En esta travesía, trabajó un tiempo como repartidor de periódicos en Bogotá y luego se trasladó a la ciudad de Barranquilla, donde consiguió empleo en el Hotel Astor.
Gracias a su buen desempeño y a su carismática personalidad, el joven logró ascender rápidamente y terminó ejerciendo como gerente del hotel.
Aprovechando su posición directiva, solía invitar a su mesa a las personas que veía solas a la hora de la comida en el restaurante del hotel. Esta práctica le permitió relacionarse con exitosos empresarios y gerentes que viajaban por motivos de negocios.
En una de esas comidas, conoció a Vicente de la Cuesta, el entonces vicepresidente de la cervecera Bavaria, quien quedó sorprendido con el entusiasmo del chico y le dejó su tarjeta de contacto.
A mediados de la década de 1940, cuando sintió que su etapa en el hotel había finalizado, regresó a Bogotá y contactó a Vicente de la Cuesta para solicitarle empleo en Bavaria. El ejecutivo le ofreció un cargo en el área de logística para apoyar con el despacho de los camiones y Rafael aceptó sin dudarlo. Más adelante, lograría ascender dentro del área hasta alcanzar un cargo directivo de nivel medio.
En esta nueva etapa de su vida conoció a Ana Luisa Camacho, una joven boyacense que trabajaba como secretaria en la Presidencia de la Republica durante el gobierno de Mariano Ospina Pérez. Ella se convertiría en su esposa y tendrían ocho hijos.
¿Cómo nació RAMO?
Pese a que Rafael ya era totalmente independiente, su madre seguía enviándole de los ponqués que preparaba y que a él tanto le gustaban; hasta que, un día, decidió enseñarle a Ana Luisa la receta para que pudiera preparárselos todos los días.
Cuando llegaba al trabajo con el ponqué que su esposa le preparaba, sus compañeros de trabajo se antojaban y él les compartía. Al ver la acogida del producto, pensó que podía vender ponqués bajo pedido para generar ingresos extra. Le comentó a Ana Luisa la idea e inmediatamente pusieron en marcha el negocio en el año 1950.
Todos los días, Rafael llevaba los ponqués y se encargaba de entregarlos, pero en una ocasión le quedó sobrando uno debido a que el compañero que lo había pedido faltó al trabajo. De regreso a casa, pasó por una tienda y se le ocurrió decirle al tendero que ofreciera el ponqué a los clientes. Al día siguiente, regresó a ver qué había sucedido, pero el ponqué seguía allí, así que le solicitó al tendero un cuchillo para dividir el ponqué en seis partes y le pidió que nuevamente intentara venderlo, pero que esta vez ofreciera cada uno de los pedazos individualmente.
En aquella época, en Colombia los ponqués eran asociados con celebraciones, por lo que era poco común que alguien comprara uno para comerlo como refrigerio. Incluso, el producto no solía conseguirse en tiendas, sino exclusivamente en panaderías. Al dividirlo, Rafael hizo que el producto fuese mucho más asequible para los clientes recurrentes de la tienda y se vendió por completo en unas pocas horas.
Al percatarse del potencial del producto, le encargó a su esposa que preparara cada día ponqués adicionales y los dividiera para dejarlos en la tienda. La estrategia fue un completo éxito, por lo que comenzaron a negociar con otras tiendas de la zona para que les permitieran también vender su producto.
Con el aumento de las ventas, se vieron en la necesidad de ampliar la capacidad de producción, así que Rafael tomó un crédito de la Cooperativa de Bavaria para invertir en su naciente empresa. Con este capital pudieron adquirir implementos básicos y realizaron algunas adecuaciones en el primer piso de la casa para instalar una pequeña fábrica casera.
Las inversiones pronto surtieron efecto y el negocio comenzó a crecer; sin embargo, también surgieron inconvenientes inesperados…
Por una parte, debido a que los ponqués iban tajados y cada vez llevaba mayores cantidades del producto, algunas de las tajadas se desboronaban en el camino. Para solucionarlo, a Ana Luisa se le ocurrió envolver una cinta de seda alrededor de los ponqués, dándoles así más firmeza. Dicha cinta, similar a las utilizadas para envolver ramos de flores, más adelante daría origen al nombre de la compañía: “Ramo”.
Y, por otra parte, llegó el punto en que Rafael ya no daba abasto con su empleo y con la distribución de los ponqués, entonces, fue a donde el médico de Bavaria y fingió tener diversos síntomas, consiguiendo que le dieran 1 mes de incapacidad. Ese tiempo lo utilizó para enfocarse 100% en el desarrollo de su negocio.
Cuando finalizó el periodo de incapacidad, ya no había marcha atrás. El negocio iba creciendo a buen ritmo y Rafael renunció definitivamente a Bavaria para evitar distracciones.
Según cuentan sus familiares y amigos cercanos, el emprendedor todas las noches hacía cuentas de los ingresos y gastos del día para optimizar al máximo el rendimiento de la empresa. Aunque nunca fue a la universidad, desarrolló empíricamente grandes habilidades para las ventas y los negocios.
De negocio casero a gran empresa
En 1964, tras más de una década de esfuerzos titánicos y de superar toda clase de obstáculos, Ramo decide dar un gran paso hacia adelante escalando su producción a nivel industrial. Rafael solicitó un crédito bancario y realizó importantes inversiones en infraestructura y maquinaria para así poder producir en masa de forma estandarizada. Gracias a este proceso de industrialización, lograron desarrollar nuevos productos, como el “Ponqué Ramito” y la línea de “Ponqués Gala”, que rápidamente se hicieron muy populares entre sus clientes.
En esa época, se lanza en televisión “Cumpleaños Ramo”, un programa semanal en el que la compañía celebraba el cumpleaños a un niño con productos Ramo y cantaba la pegajosa canción de “Feliz cumpleaños amiguitos, les desea ponqué Ramo…”, la cual aún resuena entre varias generaciones de familias colombianas. Este programa es considerado como una de las más exitosas estrategias de marketing en toda la historia de la empresa.
En 1967, abren una segunda fábrica industrial, eligiendo al departamento de Antioquia como su nueva sede. Ese mismo año, la organización Sales & Marketing Executive International entregó a Ramo el premio "Top 20 en Marketing", por ser considerado como el mejor caso de mercadeo de alimentos del mundo.
En 1968, llegó a la compañía el pastelero Olimpo López, mejor conocido como “Don Olimpo”, quien se convertiría en uno de los trabajadores más emblemáticos de Ramo. Incluso, en muchos de los empaques de los productos de la empresa hay una caricatura que se diseñó como un homenaje a él.
En 1969, el exponencial aumento en las ventas llevó a Rafael a ampliar la producción, estableciendo el Parque Industrial Ramo en Mosquera, Cundinamarca.
A medida que la empresa crecía, se fueron vinculando a ella los hijos de Rafael y Ana Luisa. Eventualmente, también se unirían al negocio algunos de sus nietos.
En 1972, se lanza al mercado el “Chocoramo”, un ponqué cubierto de chocolate creado por Don Olimpo. Este se convertiría en el más exitoso producto de la empresa, representándole más del 80% de sus ventas y posicionándose como un ícono en la cultura popular del país. Otros productos lanzados ese año fueron las Colaciones, los Achiras y las populares Galletas de Leche.
En 1973, la empresa comienza a desarrollar una estrategia de integración vertical, estableciendo sus propias granjas avícolas para la producción de huevos y sus propios molinos de trigos para la producción de harina. El objetivo de esta estrategia era garantizar la calidad de los productos y mantener costos eficientes, pues Rafael siempre trabajó con el propósito de “ofrecer productos frescos y de alta calidad a precios asequibles para todas las clases sociales”.
En 1975, implementaron unos prácticos triciclos como vehículo de distribución para llevar los productos Ramo a lugares donde los camiones tenían dificultades para llegar. Estos triciclos fueron inspirados en unos triciclos de transporte que Rafael vio en un viaje que realizó a China.
“Como no muchos vendedores se le medían al triciclo, y siendo él de Santa Rosa de Viterbo (Boyacá), decide llamar a Rafael Antonio Niño, el Nairo Quintana de la época, para que se tomara una foto en estos vehículos, mostrando que, mientras se trabajaba, se podía practicar ciclismo. Así consiguió vendedores e implementó un sistema de distribución puerta a puerta que perdura hasta hoy y que, incluso, ha sido copiado por multinacionales.” –Comentó en una entrevista Mauricio Molano, hijo mayor de Rafael y Ana Luisa.
En 1979, inauguran en el Valle del Cauca una nueva planta de producción para atender la creciente demanda de sus productos, que ya se distribuían en gran parte del territorio nacional.
Durante la década de 1980, la compañía amplió su catálogo lanzando al mercado Pan Tajado Ramo, Tostacos, Maizitos, Ponqué Felicidades, Barra de Chocoramo y los Gansitos.
En la década de 1990, Ramo logró consolidarse como una de las compañías más poderosas de Colombia. Incluso, multinacionales como Bimbo intentaron comprar la empresa, pero sus fundadores rechazaron todas las propuestas.
En el 2002, se lanzan dos nuevos productos: el Pan Integral y la Mogolla Integral, incursionando así en el mercado de productos saludables.
Responsabilidad social de RAMO
Conforme la empresa crecía, Rafael y Ana Luisa crearon diversas organizaciones sociales y de apoyo empresarial, como el Gremio de Panaderos, el Club de Ejecutivos en Bogotá, el Instituto Colombiano de Administración (INCOLDA) y la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ACOPI). Además, se dedicaron durante años a invertir en educación y a brindar herramientas a los más necesitados para que pudieran salir adelante; por ejemplo, en una ocasión la pareja fue hasta la vereda Quebrada Grande para enseñarle a mujeres campesinas sobre emprendimiento y negocios, y lograron un convenio con el SENA para capacitarlas en confección y costura. Luego, se comprometieron con ellas a comprarles cada año los uniformes para los trabajadores de Ramo. Esta iniciativa se convirtió en el proyecto “Retorno Rural”, que desde su creación ha comprado más de 190 Mil uniformes y ha apoyado a cientos de mujeres en la región.
“Cuando pienso en familia, no solo pienso en mis hijos, pienso en mis colaboradores, sus familias y en el aporte que juntos hacemos al desarrollo de un país.” -Afirmaba Rafael.
Otros de sus proyectos sociales son:
- Alimentando Sueños: Que busca reducir el desperdicio de alimentos y mitigar la desnutrición infantil en América Latina.
- Escuela Ramo: Una iniciativa que proporciona formación en liderazgo, convivencia y ciudadanía para los hijos de los trabajadores de la empresa.
- Y Sembramos Árboles: Cuyo objetivo es liderar proyectos de reforestación y promover el cuidado del medio ambiente.
En el 2007, Rafael obtuvo el reconocimiento de “Empresario del Año”, otorgado por la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad del Rosario.
El fin de una era en la historia de RAMO: Rafael Molano renuncia a la presidencia de la empresa
En el 2008, el exitoso empresario deja la presidencia de Ramo debido a complicaciones en su salud. Desde ese momento, la compañía inició un proceso de transición hacia un gobierno corporativo para garantizar su crecimiento sostenible sin depender directamente de la familia fundadora.
En los siguientes años, lanzaron al mercado nuevos productos, como el Ponqué de Chocolate, Ponqué Felicidades Blanco, Galletas Artesanas de Trigo, Ponqué Ramo de Nuez, Maizitos Limón, Chocobrownie y el exitoso Chocorramo Mini, que causó furor entre los clientes desde el primer momento.
Pese a ser una empresa cuya propuesta de valor gira en torno al concepto de lo tradicional, nunca han parado de innovar y siempre han sorprendido a los clientes con deliciosas combinaciones de texturas y sabores.
Lamentablemente, todas las empresas tienen épocas difíciles, y Ramo no fue la excepción…
La mayor crisis en la historia de RAMO
En el 2014, la compañía y la familia Molano Camacho sufrieron la pérdida de Rafael Molano, quien falleció a sus 91 años de edad. Aunque ya no se encontraba activo dentro de la empresa, el vacío emocional que dejó fue muy grande, pues sus trabajadores le guardaban mucho aprecio.
Ese mismo año, una serie de errores financieros, operativos y estratégicos llevaron a la empresa a generar pérdidas por aproximadamente $8 Millones de dólares actuales. Este era, sin duda, el peor año en la historia de Ramo.
Debido a la crisis, la empresa tuvo que hacer reestructuraciones y se vio obligada a despedir a más de 300 trabajadores de todos los niveles, desde cargos operativos hasta directivos.
Santiago Molano, nieto de los fundadores, fue quien asumió la responsabilidad de hacerle frente a la difícil situación.
Como parte de las medidas tomadas se redujo la participación de la familia en la junta directiva, dándole así una estructura administrativa más sólida y eficiente a la organización. También, se decidió que el presidente de la junta directiva fuese un miembro externo, designando para el cargo al empresario Ricardo Obregón, quien fue presidente de reconocidas empresas como Bavaria y podía ayudar a la empresa en su proceso de internacionalización.
“Nos afectó, como suele pasar con este tipo de situaciones. Pero creo que, como familia, la manejamos muy profesionalmente. Entendimos que había que darle más fortaleza al gobierno corporativo y traer conocimiento externo para enfrentarnos a lo que estábamos viviendo. Ahora podría decir que nos ayudó a crecer y a tener una visión más clara de cómo manejar la compañía.” –Dijo Santiago en una entrevista.
Otra de las medidas adoptabas fue aumentar la participación de la empresa en aquellas categorías que les estaban brindando mejores resultados. Identificaron que los Tostacos y Maizitos estaban incrementando sus ventas considerablemente, así que desarrollaron nuevos productos tipo snack, entre ellos, Crispetas, Donas, Papas Fritas y Platanitos. Además, se lanzó la Crema para untar de Chocoramo, que compite con productos como la Nutella.
Con las reestructuraciones efectuadas y los nuevos productos en el mercado, Ramo comenzó mejorar su situación financiera poco a poco hasta alcanzar el punto de equilibrio para finales del 2015.
En el 2016, la empresa presentó nuevamente resultados financieros positivos y logró un crecimiento por encima del que venían manejando antes de la crisis. Ramo no solo sobrevivió, sino que se fortaleció en medio de las dificultades.
Una empresa que crece de forma sostenible y responsable
En el 2017, se puso en marcha un proyecto llamado “Tiendas Ramo”, cuyo propósito es acercar la marca a los consumidores y reducir al mínimo la generación de desperdicios ofreciendo descuentos en productos con corta fecha de vencimiento. Este proyecto es reconocido como un ejemplo de negocio sostenible por el impacto social y ambiental que genera.
En los siguientes años, se lanzaron al mercado internacional con pruebas piloto a través de alianzas para distribuir productos como el Chocoramo y los Achiras en Estados Unidos, Australia, Canadá, Paraguay, México y Chile. Si bien los resultados obtenidos han sido positivos, la empresa considera fundamental establecer fábricas en los países donde van vender para así garantizar la calidad, sabor y frescura de los productos, pues parte de su propuesta de valor es evitar el uso de preservantes artificiales.
En el 2020, llegó a la presidencia de la empresa Bernardo Serna Gómez, quien fue director general de Bimbo entre 2010 y 2015. También, se lanzó la “Tienda Virtual Ramo”, una plataforma en la que los clientes pueden adquirir directamente una amplia variedad de productos y recibirlos en la puerta de su casa.
Actualmente, Ramo ofrece más de 60 referencias de productos, genera empleo para más de 3.500 personas, tiene presencia en 8 países, factura más de $120 millones de dólares anuales y está posicionada como una de las empresas más queridas por los colombianos, esto gracias a su enorme compromiso social, ambiental y empresarial. Aunque Rafael falleció y Ana Luisa está retirada debido a su avanzada edad, la empresa aún conserva en su ADN los principios y valores con los que esta pareja horneó sus primeros ponqués.
Así concluimos la inspiradora historia de Ramo, una compañía que nació de la pasión y entrega de una pareja de jóvenes emprendedores que, con mucha determinación, lograron convertir una receta de ponqués caseros en una de las empresas más exitosas de Colombia y de Latinoamérica, construyendo un legado que ha trascendido por décadas y que hoy mantienen vigente sus hijos y sus nietos. En palabras de Mauricio Molano, uno de los herederos de la marca:
“El secreto del éxito de Ramo ha sido mantener siempre su calidad y estar muy pendiente de todo elemento humano relacionado con la compañía. También, muchísimo compromiso con el país, porque Ramo, antes de ser una empresa económica, es una empresa fundamentada en la responsabilidad social, comprometida con hacer que Colombia y su gente tengan un mayor nivel de bienestar.”
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Este articulo tiene 5 comentarios
Excelente historia. Un crecimiento a todo dar, por el amor y pasión hacia lo que hacen.
ResponderSi realmente hay que luchar mucho y tener iniciativa para lograr que un negocio e idea salga para adelante. Este es un ejemplo claro
ResponderLa alimentación es vital para cualquier persona hoy día y principal en deportistas.
Responderme encanta y sueño con algún día llegar a estar ahí en una de esas historias
ResponderExcelente historia de productos Ramo y así debe ser importante seguir el legado , tener lo suyo y brindar buen producto al cliente ojalá todos lo hicieran en Colombia
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