Debido a la violencia, tuvo que irse de Colombia junto a su familia siendo apenas un niño. A los 16 años, inició su vida laboral. A los 23 años, renunció a una exitosa carrera ejecutiva para aventurarse a iniciar su propio restaurante. Hoy en día, es uno de los chefs más exitosos de Latinoamérica, es dueño de un grupo empresarial conformado por más de 12 compañías y es admirado por su labor como líder de paz… ¿Cómo lo logró?
El Empresario que Cocina por la Paz en Colombia
El protagonista de esta historia es Juan Manuel Barrientos, también conocido como Juanma, quien nació el 16 de junio de 1983 en la ciudad de Medellin, Colombia.
Juan creció en medio de la difícil situación que atravesaba Colombia entre los años 70 y 90 por la guerra entre el estado y los carteles del narcotráfico. En aquella época, Medellin llegó a ser considerada como “La ciudad más violenta del mundo” tras alcanzar la escalofriante cifra de 381 homicidios por cada 100 mil habitantes. Durante su infancia y adolescencia, vivió de cerca tragedias familiares relacionadas con intentos de secuestro, extorsiones, amenazas y hasta homicidios.
Su vida como emprendedor comenzó cuando tenía apenas 8 años de edad. Como él y su familia viajaban seguido a una finca cafetera de su abuelo, notó que en la carretera varias personas vendían flores y frutas, entonces se le ocurrió que también podía hacer algo así para ganar dinero por su cuenta. Compartió la idea con unos amigos y comenzaron a vender mangos en la carretera.
Lastimosamente, este primer negocio fracasó al poco tiempo luego de que los chicos ocasionaran un accidente tratando de llamar la atención de los clientes.
A sus 9 años, junto con su familia se vio obligado a abandonar el país por culpa de la violencia. Un socio de su padre fue asesinado y pensaron que lo mejor era irse por un tiempo.
“Mi padre siempre fue un empresario muy exitoso… Su socio fue asesinado alrededor de las 8 de la mañana y a las 8 de la noche ya habíamos empacado. A veces no había amenazas previas, solo te mataban." –Dijo Juanma en una entrevista para la Revista Vice.
La familia se mudó a Londres y allí vivieron por un año con un presupuesto muy limitado, alimentándose principalmente con una dieta a base de huevo.
Cuando regresaron a Colombia, tuvieron que quedarse temporalmente en la ciudad de Bogotá porque la situación de Medellin continuaba siendo inviable.
Pese a las dificultades, Juan afirma que las lecciones que aprendió en esta etapa de su vida lo ayudaron a desarrollar fortaleza metal y espiritual.
Iniciando su vida laboral y empresarial
Al cumplir 16 años, su padre le retiró su mesada y le dijo que, a partir de ese momento, si quería dinero, tendría que trabajar. Así inició Juan su vida laboral trabajando como cotero, chofer y mensajero en una empresa de plásticos de su padre, aprendiendo valores como la responsabilidad, la honestidad, la humildad y el esfuerzo; valores muy importantes que contrastaban con la fatídica mentalidad de “dinero fácil” que había impugnado la cultura del narcotráfico en su ciudad.
2 años más tarde, logró ascender y comenzó a trabajar en el área de comercio internacional. Permaneció en este cargo durante 5 años y llegó a ser reconocido como uno de los mejores vendedores de la compañía.
A los 23 años, el joven tenía por delante una brillante carrera en la empresa de su padre. Sus familiares y amigos le sugirieron que estudiara negocios internacionales y que se proyectara para que en unos 10 años se encargara por completo de la compañía; pero el joven tenía planes muy distintos para su vida…
Mientras trabajaba, Juan comenzó a estudiar cocina por hobby y terminó desarrollando una gran pasión por el arte culinario. Entre sus maestros tuvo a reconocidos chefs como Iwao Komivama y Juan Mari Arzak, quienes lo inspiraron y se convirtieron en su referente.
Pese a que le iba muy bien como ejecutivo, su pasión por la cocina era lo que realmente lo llenaba, por lo que decidió renunciar a su empleo para dar vida a un sueño que se había estado gestando en su cabeza, así nació en el 2006 “El Cielo Restaurant” en Medellin.
Su propósito era ofrecer una experiencia gastronómica a partir de ingredientes colombianos, pero combinando técnicas de cocina tradicional y de vanguardia para crear platos modernos.
Tomó los ahorros que había acumulado a lo largo de su vida y compró lo básico para comenzar; sin embargo, el dinero no le alcanzó y tuvo que ser recursivo.
“Como me quedé sin dinero suficiente para invertir en la cocina, compré un carro de perros calientes y le quité las llantas para meterlo en el restaurante. Mi primer cocina fue un carro de perros sin llantas. Ahí cociné durante 3 meses. No dejaba entrar a la gente a la cocina y yo decía: ‘la gente no va creer que los platos que se comió salieron hechos de una plancha de un carro de perros’.” –Contó el empresario en una entrevista para el canal Líderes Por Naturaleza.
Desde el comienzo, el restaurante fue un completo éxito, atrayendo a decenas de comensales cada día; pero Juan sabía que, si quería posicionarse en el sector, tendría que diferenciarse por completo de la competencia, así que decidió enfocarse en crear experiencias únicas en su negocio. Entonces empezó a implementar técnicas y herramientas de neurociencias para diseñar sus platos y sus servicios, con el objetivo de que los comensales no solo disfrutaran la comida con el gusto, sino con todos sus sentidos.
Esta propuesta de valor generó un poderoso voz a voz gracias a que los clientes salían gratamente sorprendidos del lugar y no dudaban en publicar fotos y vídeos de la experiencia, recomendando el restaurante a sus amigos. Además, atrajo la atención de medios especializados que destacaban a El Cielo por sus innovaciones gastronómicas.
Un propósito: La paz se cocina en "El Cielo"
Guiado por los valores que aprendió de su familia y por las huellas que la violencia le había dejado, el joven emprendedor sintió que debía retribuir a la sociedad parte del éxito que estaba obteniendo, así que creó una fundación de no-violencia en una época en la que hablar de paz y reconciliación en Colombia aún era utópico.
A través de su fundación comenzó a capacitar a soldados heridos en combate, indígenas, exguerrilleros, exparamilitares y víctimas de la violencia, para luego brindarles la oportunidad de iniciar una nueva vida a través de la cocina.
Pese a lo arriesgado de la iniciativa, esta se convirtió en un referente en el país, evidenciando cómo se puede avanzar significativamente en temas de paz cuando se crean oportunidades para aquellos que han vivido en carne propia la violencia, pero que están cansados de ella y quieren empezar de nuevo.
"Cuando ves a un cocinero terminar su plato, y sabes que antes solía matar a personas, o sembrar minas antipersonales, cuando lo ves siendo útil a la sociedad, haciendo el bien, y disfrutándolo, te das cuenta que todo el esfuerzo valió la pena." –Afirma Juanma.
Gracias al trabajo con su Fundación “El Cielo”, Juan Manuel Barrientos comenzó a ser conocido como “El cocinero de la paz”.
Creciendo con paciencia y determinación
En el año 2011, El Cielo Restaurant abre sus puertas en Bogotá, marcando el inicio de la expansión de la cadena. También, ese mismo año Juanma puso en marcha otro restaurante que tuvo que ser cerrado por problemas en el hotel en que estaba ubicado, lo que llevó al emprendedor a enfrentar una de las mayores crisis financieras en su vida empresarial. Este traspié puso en riesgo la continuidad de su restaurante principal, pero luego de meses de sacrificio logró recuperarse.
En el 2015, El Cielo Restaurant establece su primera sucursal fuera de Colombia, eligiendo a Miami como su nuevo destino.
Durante el 2017 y 2018, el empresario decidió diversificar poniendo en marcha nuevas propuestas gastronómicas relacionadas con comida saludable, asiática e italiana, en todas ellas manteniendo los valores y principios de El Cielo.
En el 2019, inaugura dos nuevos establecimientos, uno en la ciudad de Washington, y otro en la ciudad de Medellin con un nuevo concepto bajo el nombre de “El Cielo Classic”, cuya oferta gastronómica incluye platos a la carta.
A lo largo de estos 14 años como chef, empresario y líder de paz, Juan Manuel ha recibido diversos reconocimientos, entre ellos, “Joven empresario en el año 2009”, otorgado por el Congreso de la República de Colombia; “Top 5 chef Colombia año 2010”; “Joven líder de paz en el mundo año 2010” en el Global Nonkilling Center; “Chef Revelación Mundial año 2011”; clasificado dentro de “los 50 genios de los negocios en Colombia año 2013” por la Revista Dinero; y destacado como el chef más joven en “los 50best de Latinoamérica” por tres años consecutivos; y homenajeado como uno de “los mejores chefs del mundo en el 2016” por la compañía Vista Alegre de Portugal.
Las claves del éxito de Juan Manuel Barrientos y El Cielo
En cuanto a las claves de su éxito, estas son algunas de ellas:
- Innovación Constante: Conformismo es una palabra que no existe en el ADN de Juan Manuel ni en el de El Cielo. Cada tres meses se cambia por completo el menú del restaurante, sin distinción de qué tan exitoso esté siendo. El emprendedor afirma que no teme a que la competencia lo copie, porque cuando lo hace, el plato ya está obsoleto. La empresa tiene un taller creativo en Medellin donde se diseñan experiencias sensoriales y se elaboran más de 300 platos nuevos cada año.
- Diferenciación: Desde sus inicios, El Cielo tenía claro que no quería ser un restaurante más del mercado, por eso diseña con cuidado cada detalle de los productos y servicios que ofrece para garantizar que sus clientes sientan que definitivamente han disfrutado de una experiencia única. Incluso, el menú no es uno tradicional. No hay platos específicos y se divide en momentos gastronómicos; momentos que juegan con los sentidos, la memoria, sabores, olores y texturas que involucran al comensal a sentir y vivir un sinfín de emociones. Como dato curioso, en ninguno de sus restaurantes se sirven platos elaborados con carne de res por el impacto ambiental que genera la ganadería.
- Storytelling: Cada plato en El Cielo cuenta una historia. La gran mayoría de platos están inspirados en viajes que el chef ha realizado a través de Colombia tratando de interpretar la esencia e identidad de cada lugar, por lo que el comensal va a estar transportándose a diferentes regiones del país a medida que degusta la comida.
- Cultura Empresarial: Para Juan es muy importante que cada restaurante que abra mantenga la esencia del principal, por lo que su estrategia es irse él mismo junto a sus trabajadores más antiguos para sentar las bases de los nuevos establecimientos y poco a poco va contratando personal para que se impregne de la cultura de la empresa. Es una estrategia de crecimiento lenta, pero que le ha garantizado lograr consolidarse en las ciudades donde tiene presencia. Para él no solo es importante el talento, sino también los valores de cada persona con la que trabaja.
- Compromiso Social: Su motivación es doble porque sabe que con su labor no solo está generando una rentabilidad económica, sino que además puede contribuir con causas sociales y ambientales que le apasionan. Ese compromiso social ha sido, sin duda, uno de los principales motores en su carrera empresarial.
Actualmente, Juan Manuel tiene 37 años y se posiciona como uno de los chefs y empresarios más exitosos de Latinoamérica. Es dueño de un grupo empresarial conformado por más de 12 restaurantes, bares y discotecas, entre ellos La Serenissima, Cuon, Kai, Shibari, Papaya Guacamaya, Cerdología, Aguafresca y El Cielo Restaurant; además, está próximo a inaugurar el primer Hotel El Cielo en Medellin. A través de su fundación, capacita y apoya a más de 500 excombatientes y víctimas de la violencia cada año, contribuyendo significativamente a la paz que Colombia tanto necesita.
Su historia y sus lecciones de éxito están recopiladas en el libro “La Receta del Éxito: 40 claves para convertirse en un emprendedor exitoso”, el cual publicó en el año 2018.
Así concluimos la historia de Juan Manuel Barrientos, un apasionado y creativo empresario gastronómico que tomó como inspiración los momentos más difíciles de su vida para construir un grupo empresarial que es admirado por sus innovaciones y por su compromiso social. En sus propias palabras:
"Lo difícil no es montar un negocio, sino mantenerlo… Ser empresario significa trabajar el doble. Mis días de trabajo son de 10 a 16 horas al día, y hay meses donde ni los domingos descanso, pero la verdad no me siento cansado. ¿Has visto un niño estrenando una pelota nueva?, bueno ese niño soy yo, por más que juegue con ella no me canso."
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