A la edad de 20 años, mientras estudiaba ilustración y trabajaba como mesera en un restaurante de sushi, comenzó a subir vídeos de maquillaje a YouTube. Hoy su canal cuenta con cerca de 9 millones de suscriptores y factura más de $3 millones de dólares al año; además, es dueña de su propia línea de maquillaje y de una empresa de cosméticos valuada en $500 millones de dólares… ¿Cómo lo logró?
La historia de Michelle Phan: de mesera a youtuber millonaria
La protagonista de esta historia es Michelle Phan, una estadounidense de ascendencia vietnamita que nació el 11 de abril de 1987 en Boston, Massachusetts. Sus padres emigraron a Estados Unidos en búsqueda de oportunidades; sin embargo, pasaron a ser una familia de clase baja en ese nuevo país.
En su casa nunca tuvieron un televisor, por lo que de pequeña Michelle pasaba horas dibujando, mientras su madre trabajaba como estilista en su domicilio. Entusiasmada por el trabajo de su mamá, y al ver la felicidad de los clientes, se le despertó una gran pasión por el maquillaje y la estética.
Su amor por esta disciplina la llevó a soñar con algún día ser una estilista profesional como su madre, pero ella siempre le decía que, si hacía eso, seguiría siendo pobre; y alentaba a la pequeña para que estudiara dermatología: “Vuélvete exitosa como un médico, así tendrás dinero y serás feliz.” Eran las palabras de su madre cada vez que Michelle le contaba a uno de los clientes que quería ser una estilista.
Michelle creció mientras veía cómo sus padres discutían a diario por la falta de dinero, debido a que su padre era un adicto a las apuestas.
Durante su adolescencia su vida iba encaminada a estudiar medicina para especializarse en dermatología, pero un día, luego de reflexionar mucho, se dio cuenta que, si estudiaba dicha carrera, estaría cumpliendo las expectativas de alguien más y no sus sueños; así que decidió aplicar a la carrera de ilustración en una universidad pública local.
Su madre no estaba muy contenta con esa decisión, entonces Michelle le prometió que encontraría la manera de ayudar a la familia al mismo tiempo que perseguía sus sueños.
Para costear sus gastos universitarios tuvo que conseguir un trabajo. Se presentó a una entrevista como asesora de belleza para una marca de cosméticos, pero fue rechazada. Lo único que pudo encontrar fue un trabajo como mesera en un restaurante de sushi.
Para fortuna de Michelle, cuando entró a la universidad esta le brindo una computadora portátil para que pudiera realizar sus tareas.
Así transcurría la vida de esta joven: entre la universidad y el trabajo.
Sus inicios como blogger y youtuber
Como un pequeño escape de la realidad, comenzó a escribir un blog de maquillaje en 2005. Poco a poco, y luego de 2 años de trabajo, el sitio web comenzó a tener cientos de visitantes que le pedían que hiciera instrucciones detallas sobre el proceso de maquillaje, así que en el 2007 optó por realizar tutoriales de maquillaje en vídeo con la cámara de su computadora y subirlos en la joven plataforma YouTube.
Diariamente documentaba su proceso de maquillaje y estética personal. Con el pasar de las semanas comenzó a sumar una pequeña comunidad de seguidores que le animaban a crear más videos y a probar nuevas técnicas y maquillajes; sin embargo, el éxito de sus vídeos era bastante moderado.
Un día en 2010, animada por sus seguidores, decidió hacer un tutorial para lucir como Lady Gaga en el clip de su éxito “Bad Romance”. El vídeo fue un éxito rotundo y pronto su canal comenzó a tener miles de seguidores. En la actualidad, dicho vídeo cuenta más de 50 millones de reproducciones.
Afortunadamente, Michelle hacia parte del programa de “Partner de YouTube”, que le permitía monetizar sus videos a través de la publicidad en los mismos. Esto representó unos ingresos adicionales para la joven, que entusiasmada incrementó su trabajo y esfuerzo con su canal.
El éxito para Michelle no hacía más que comenzar. Con el pasar de los meses sus suscriptores y visualizaciones crecían como la espuma, así mismo sus ingresos. Gracias a esto pudo dejar de lado su trabajo como mesera y enfocarse en el canal y sus estudios.
Para Julio del 2010 ya contaba con más de 100 vídeos que habían sido reproducidos en total más de 150 millones de veces y sumaba más de 650 mil suscriptores. Con estas cifras y unos importantes ingresos, pudo hacerse cargo de su familia y decidieron mudarse a los ángeles.
“Crear estos vídeos no se sentía como un trabajo, se sentía como un sueño del que no quería despertar.” dijo Michelle en una entrevista.
Youtuber y empresaria millonaria a sus 25 años
El éxito del canal atrajo la atención de la prensa y de las grandes marcas de maquillaje, que le proponían distintos tipos de contratos: desde ser la imagen de la marca, hasta recomendar algún producto en sus vídeos.
Michelle fue inteligente y decidió aprovechar su momento de fama y fortuna para fundar en el 2012 su propia empresa de maquillaje, llamada ”IPSY”, que se encarga de vender productos por suscripción. Esta empresa actualmente está valuada en más de $500 millones de dólares y cuenta con más de 3 millones de suscriptores. Además, creó en el 2013 una marca de cosméticos propia, llamada ”Emcosmetics”, en conjunto con la conocida marca L'Oréal.
Para el año 2015 su canal llegó a facturar ingresos por más de $3 millones de dólares, posicionándola como una de las Youtuber más exitosas del mundo.
A la fecha, cuenta con casi 9 millones de suscriptores y sus vídeos suman más de 1.000 millones de reproducciones. El éxito de su canal se debe a su carisma y habilidad para el maquillaje, permitiendo a sus seguidoras lograr verse increíbles o imitar el look de sus estrellas y personajes favoritos.
Sin embargo, en el 2016, cuando su canal y su carrera se encontraban en la cúspide, Michelle desapareció por más de un año…
La otra cara del "éxito"
Sus fans se encontraban desconcertados, y aquellos con quienes había firmado contratos iniciaron acciones legales en su contra. No fue hasta junio del 2017 que la joven rompió su silencio con un emotivo vídeo en su canal.
En el vídeo explicaba a sus fans cómo había pasado de ser una joven que tenía sueños, para convertirse en un producto. Cómo buscaba pasar su vida ocupándose con nuevos proyectos para disminuir su ansiedad y depresión, al mismo tiempo que se iba sintiendo cada vez más sola. Y cómo esto había hecho que, con el pasar del tiempo, se desconectara de su familia, amigos e incluso de sus propios seguidores.
Así que tomó la decisión de dejarlo todo atrás para buscarse a sí misma, y durante un largo tiempo se asiló en un pequeño pueblo de Suiza. Vendió su parte de la empresa y línea de cosméticos, y por más de un año se abstuvo de subir contenido a sus redes.
“Quien salía en cámara y quien era yo en la vida real, comenzaron a sentirse como dos personas diferentes. El dinero puede sacar lo peor de las personas, y yo no fui la excepción. La vida que mostraba en las redes se veía perfecta, era un reflejo de la imagen que quería, no de la que tenía. Dicen que el dinero compra la felicidad, pero todos los sueños llegan a un final, y debía despertar para enfrentar la dura realidad.” Fueron algunas de las palabras que decía en el vídeo que compartió con sus seguidores para explicar su ausencia.
Durante su retiro, Michelle entendió que había estado persiguiendo el éxito, pero en el camino solo había estado huyendo de ella misma, y en el fondo no era feliz. Entendió que el dinero puede comprar muchas cosas, como la estabilidad, el confort y el estatus, pero jamás la felicidad.
Actualmente, Michelle sube esporádicamente contenido a su canal de YouTube; dice que lo hace siempre que siente ganas de hacerlo. Vive con su hermana y su madre, mientras dedica su vida a nuevos proyectos que espera compartir pronto, pero que asegura no están relacionados con nada de su pasado.
Así concluimos la historia de Michelle Phan, una joven YouTuber de maquillaje que, con su carisma, habilidad y esfuerzo, logró cautivar a millones de jóvenes hasta convertirse en millonaria; y que luego decidió renunciar a su exitosa vida, dando así una lección de que el dinero por sí mismo no hace exitoso ni feliz a nadie, y que siempre hay que saber cuándo detenerse para buscar nuevos horizontes más acordes con nuestra felicidad. En las propias palabras de Michelle:
“Decidí dejar todas las cosas que me detenían, y comencé a rodearme de cosas que me elevaban en todos los sentidos. Quería aprender de nuevo. Así que me convertí en una estudiante de esta escuela llamada vida. Crecer no es para todos, Algunas personas quieren estar igual por siempre, pero yo no.”
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