El Design Thinking es una metodología propia de los diseñadores que ayuda a solucionar todo tipo de problemas de una forma creativa y práctica, usando simultáneamente el lado derecho derecho (creatividad, sentimientos, imaginación, intuición) e izquierdo (lógica, estrategia, practicidad) de nuestro cerebro. Descrito así, puede parecer una técnica muy etérea, pero cada vez son más las empresas que la utilizan por sus magníficos resultados. En este artículo os queremos narrar uno de sus casos de éxito, el ejemplo de Airbnb.
La historia comienza en 2008 cuando la plataforma de alquiler de habitaciones y casas entre particulares nace de la mano de Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk. Al año el modelo de negocio apenas gana los 200 dólares semanales y se encuentra al borde de la ruina.
Joe Gebbia pensó que había que empatizar con los clientes para saber que necesitaban, cómo mejorar su experiencia y el servicio. Esta aproximación al problema propia del Design Thinking la conoció en la Escuela de Diseño de Rhode Island, donde ingresó después de abandonar los estudios de informática.
Gebbia afirmaba que “nosotros teníamos la mentalidad de Silicon Valley, es decir, pensábamos que la única manera de solucionar cualquier problema era a través de la pantalla del ordenador”. Cuando cambiaron de mentalidad y aplicaron la creatividad, la solución llegó.
Tras analizar los anuncios de su página en New York, alrededor de 40, comprobaron que todos tenían un elemento en común: la baja calidad de las fotografías. Los usuarios desconfiaban de las ofertas porque realmente no llegaban a ver dónde iban a alojarse. Ahí estaba el error, la idea fallaba en el principio.
Así que, guiados por su intuición y con una cámara en la mano, renovaron las imágenes de los usuarios por otras profesionales donde el huésped interesado vería perfectamente y de una forma más atractiva los alojamientos disponibles, ofreciéndole confianza.
Una semana después, Airbnb comenzó a facturar el doble semanalmente, 400 dólares, hasta cubrir en estos momentos unas 1.500.000 anuncios en 192 países y 34.000 ciudades. El no ser cuadriculados salvó la compañía. Una visión creativa resolvió lo que los tres fundadores habían sido incapaces de solucionar delante de sus ordenadores durante meses.
No siguieron los códigos que habían aprendido en la escuela para que una empresa funcionase y siguieron las claves del design thinking: empatizar, definir, idear, prototipar y testar.
Los buenos resultados conseguidos han propiciado que la firma implante esta metodología en su día a día, fomentando la participación creativa de todos sus empleados en su trabajo. Al incorporarse un profesional nuevo, por ejemplo, debe hacer un viaje a través de la plataforma viviendo la experiencia como un usuario para después documentarlo con el objetivo de mejorar el servicio.
Así, el Design Thinking se ha convertido en definitiva en una herramienta imprescindible de las empresas innovadoras, las cuales se centran en la persona, en un estilo de trabajo colaborativo donde los profesionales optimistas y empáticos podrán experimentar en busca de soluciones ingeniosas, beneficiando a la sociedad en general y al mercado empresarial en particular.
La historia de Airbnb
En el siguiente vídeo puedes conocer con detalle la historia de Airbnb y cómo el enfoque en el usuario ha sido fundamental para el éxito de la compañía. ¡Dale Play!
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Acerca del Autor:
Este articulo fue escrito por Leyre Soto, redactora de TribeScale
"Soy Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas. Me encanta la comunicación, las RRSS y las personas valientes que emprenden nuevos caminos. Cine, música y humor como necesidades vitales."
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